Cáritas detecta que en O Barco la pobreza se cronifica

photo_camera Cáritas hace balance de los servicios realizados el pasado año en O Barco de Valdeorras: el número de familias o personas a las que pudo llegar.
El número de familias solicitantes de apoyo descendió, pero aumentaron las peticiones de ayuda

Las consecuencias económicas de la pandemia son palpables en Cáritas Interparroquial de o Barco. “Descendió el número de familias. Se marchan a otros sitios, pero la gente viene más. Hay una mayor demanda”, comenta su director, Julio Mourelo.

Los datos de los dos últimos años, que maneja la trabajadora social de la ONG diocesana, Isabel Álvarez, son contundentes. Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2020, el registro contabilizó 162 familias y los servicios que les prestó Cáritas sumaron 4.467. Durante los 12 meses siguientes fueron menos las familias inscritas. Su total descendió hasta las 143, o lo que es lo mismo, cayó más del 11 %.

Con las ayudas recibidas sucedió todo lo contrario y pasaron a sumar 5.151, lo que refleja un incremento superior al 15 % respecto al dato del año anterior. “La gente viene más a menudo. Sobre todo por leche o meriendas”, explicó Isabel Álvarez. “Hay menos gente, pero viene más veces”, corroboró Julio Mourelo. El director aludió a una “cronificación de las familias más desfavorecidas”, que se ven incapaces de abandonar esta situación. Así las cosas, este mayor número de servicios provocó una reducción muy importante de los alimentos. “Nos bajaron muchísimo”, apuntó.

Mención especial merecen los casos de emergencia social que atiende Cáritas. En O Barco, aumentaron las facturas de la luz pendientes de pago, al igual que las del agua o los recibos de los alquileres. En estos casos, las continuas subidas que registra el suministro eléctrico fueron un factor determinante, al igual que los precios de los alquileres.

Con 676 trabajadores en paro en O Barco y 357 de 45 o más años, según los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe), algunas familias abandonan el Concello sin dejar rastro, y en algún caso dejando en la puerta las llaves de la casa que habitaron. El sector de la pizarra demanda trabajadores, pero las canteras precisan principalmente mano de obra cualificada, una preparación que no tienen muchas familias que acuden a la ONG. “Si no hay formación, estas personas no van a estar nunca en la cadena de producción. Es lo que estamos encontrando. No tenemos a ninguno que diga que no viene porque encontró un empleo”, comenta Mourelo.

Menos donaciones en las campañas solidarias

Las últimas campañas de Cáritas en O Barco no lograron sus objetivos. “Entran menos alimentos”, comentó Julio Mourelo, quien añadió que “llevamos así desde la crisis de 2008”. Iniciativas como “La Gran Recogida”, que organiza el Banco de Alimentos de Ourense, no funcionó al cambiar la entrega de alimentos por dinero, debido al covid-19. “El sistema de aportar dinero no fue un éxito”, añadió Mourelo. Hasta esta villa también llega la ayuda del berciano Banco de Alimentos del Sil, que en diciembre entregó 700 kilos y el pasado miércoles acercó otros 438. A su vez, la Operación Kilo se saldó con 1.371 kilos, incluidas las donaciones del colegio Divina Pastora y los trabajadores de Autoneum.

Te puede interesar