Los asistentes también comieron callos y chorizos

Una cena a base de 'freba' hizo de Petín la capital gastronómica de la comarca

Preparando las 'frebas'.
Los 700 comensales que acudieron a Petín cenaron callos, chorizos y frebas, tres platos “livianos” para una cena popular que cumplió su décimo aniversario. Para facilitar una digestión que se presumía pesada, el Concello preparó una sesión de baile.
Las inclemencias meteorológicas que ayer vivió la comarca apenas influyeron en las 700 personas, entre comensales y voluntarios de la organización, que se sumaron a la “X Festa da Freba” de Petín. La celebración gastronómica comenzó hace una década, promovida por el alcalde, Miguel Bautista, y ofrece un menú que permite capear los peores temporales.

Los asistentes sólo degustaron tres platos, una cifra importante para la digestión por tratarse de la cena. Pero esta función se presume aún más difícil cuando el menú lo formaron callos, chorizos y “frebas” o filetes de carne de cerdo. No obstante, en previsión de que algún comensal pudiese quedar con hambre, la organización preparó un postre a base de bica.

Para ayudar a bajar los bocados se pusieron sobre las mesas litros y litros de vino. Ya en los postres, los comensales tuvieron a su disposición la bebida tradicional de la zona: el licor café.

Una tradición que consolidó esta fiesta es la de ofrecer algún recuerdo a los asistentes, para que puedan presumir de haber asistido a ella al regresar a sus casas. En esta ocasión, los participantes se llevaron una “cunca” de barro y una navaja, dos artículos que también les fueron muy útiles durante la noche.

Todo comenzó hace 10 años, cuando el regidor decidió que ya era de organizar una fiesta gastronómica, al igual que la práctica totalidad de los concellos del oriente provincial. El éxito parecía asegurado, pues la asistencia es masiva en todas ellas. Pero al buscar un plato que no tuviese ya su comida popular, Miguel Bautista se dio cuenta de que casi todos los productos del cerdo son degustados en uno u otro sitio. Faltaba la “freba”, un exquisito manjar que la tradición manda saborear el día de la matanza.

Así comenzó una fiesta que ya roza la capacidad máxima de asistentes. Ayer noche se desarrolló otro episodio, que una vez más acabó con unos y otros observando la salida del pueblo, en previsión de que la Guardia Civil de Tráfico y sus alcoholemias les estuviesen aguardando.




Sesenta voluntarios participaron en la cena

Una gran carpa protegió a los asistentes a la fiesta de las inclemencias meteorológicas. Como otros años, se levantó sobre la pista polideportiva de la Casa da Cultura, ubicada en el centro de Petín. La organización la formó un grupo de unos 60 voluntarios, un numeroso colectivo en el que participaron vecinos de todas las edades, desde los 10 años hasta jubilados. Ellos fueron los verdaderos artífices del festejo, pues se ocuparon tanto de los preparativos como de la atención al público asistente.

Las “frebas” se cocinaron sobre parrillas colocadas al lado de la carpa, lo que permitió que al llegar al consumidor aún estuviesen calientes. Durante toda la noche, el recinto del antiguo Teleclub revivió con los camareros y cocineros, cuyas carreras no cesaron hasta que el último comensal abandonó el recinto cubierto de la fiesta.

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