El ahorro de 15 años permitió al Concello de Carballeda reunir los 900.000 que costó el Centro Social de Sobradelo. Fue pensado para ayudar a los muchos ancianos del municipio que sufren problemas físicos por trabajar en las canteras de pizarra.
La mayoría de los jubilados trabajaron en las canteras de pizarra y precisan de cuidados de fisioterapia. Esta fue la razón que llevó a la alcaldesa de Carballeda de Valdeorras, la independiente María del Carmen González Quintela, a priorizar la construcción del centro social que se inaugurará en las próximas horas.
Pero para un Concello que tiene un presupuesto ligeramente superior al millón de euros se le hace muy cuesta arriba disponer de los 900.000 euros necesarios para pagar su construcción. La única vía a su alcance es la de ahorro, por lo que la alcaldesa se armó de paciencia y fue guardando una pequeña parte de los recursos municipales durante 15 años.
Los esfuerzos tuvieron su recompensa en el centro social Ponte Nova, un edificio de tres plantas financiado íntegramente por las arcas municipales, de las cuales también saldrá el salario de la fisioterapeuta que atenderá el área de Rehabilitación y que trabajará en coordinación con los médicos de cabecera. Esta zona está situada en la planta baja y está dotado de todos los aparatos que precisan estos enfermos, incluido el gimnasio.
Concesión
El segundo piso fue arrendado en concesión administrativa a un hostelero, que atenderá la cafetería y las dos salas anexas. La primera de ellas se destinará a sala de lectura y de televisión, mientras que la segunda servirá para que los más jóvenes jueguen al futbolín o a los dardos.
El edificio, cuya fachada fue realizada con piedra natural procedente del pueblo de Casaio incluye una tercera planta. Aquí fueron ubicados el salón de actos y dos salas de cursillos. María del Carmen González resaltó la necesidad que existía en el Concello de estas dependencias y apuntó que las ofrecerá a los sindicatos para que puedan usarlas para sus cursos.
El centro social suma a los servicios de un concello que, pese a sus limitados recursos, ya cuenta con guardería, geriátrico, polideportivo y piscina.
Pero para un Concello que tiene un presupuesto ligeramente superior al millón de euros se le hace muy cuesta arriba disponer de los 900.000 euros necesarios para pagar su construcción. La única vía a su alcance es la de ahorro, por lo que la alcaldesa se armó de paciencia y fue guardando una pequeña parte de los recursos municipales durante 15 años.
Los esfuerzos tuvieron su recompensa en el centro social Ponte Nova, un edificio de tres plantas financiado íntegramente por las arcas municipales, de las cuales también saldrá el salario de la fisioterapeuta que atenderá el área de Rehabilitación y que trabajará en coordinación con los médicos de cabecera. Esta zona está situada en la planta baja y está dotado de todos los aparatos que precisan estos enfermos, incluido el gimnasio.
Concesión
El segundo piso fue arrendado en concesión administrativa a un hostelero, que atenderá la cafetería y las dos salas anexas. La primera de ellas se destinará a sala de lectura y de televisión, mientras que la segunda servirá para que los más jóvenes jueguen al futbolín o a los dardos.
El edificio, cuya fachada fue realizada con piedra natural procedente del pueblo de Casaio incluye una tercera planta. Aquí fueron ubicados el salón de actos y dos salas de cursillos. María del Carmen González resaltó la necesidad que existía en el Concello de estas dependencias y apuntó que las ofrecerá a los sindicatos para que puedan usarlas para sus cursos.
El centro social suma a los servicios de un concello que, pese a sus limitados recursos, ya cuenta con guardería, geriátrico, polideportivo y piscina.
