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VIVIENDA
El ourensano David Morenza se marchó a vivir a Caldas de Reis (Pontevedra) junto a su pareja por trabajo. Tras conseguir alojamiento sin demasiados problemas, en enero de 2024 empezaron a sondear el mercado inmobiliario de Ourense con la esperanza de regresar a casa. Y se encontraron con varias barreras para conseguirlo. “Aunque Caldas es una zona turística, cuando fuimos nos fue relativamente sencillo encontrar piso. No por mucha variedad, pero los precios estaban bastante bajos, y encontramos uno bien equipado a un precio razonable”, explica Morenza, de 30 años. “Ahora mismo estamos en situación de que quieren hacer reforma, arreglar cosas y subir el precio al mercado de la zona (por encima de los 500 euros), y eso hace que no podamos asumir el coste, y por eso buscamos alternativas”, añade.
Hasta ahora, esa búsqueda de alternativas no ha dado resultado. “Nuestra idea original era volver a Ourense por cuestiones familiares y laborales”, explica, “y nos estamos encontrando con bastantes problemas. Ahora mismo, resulta raro que los pisos disponibles bajen de 500-550 euros al mes de base. Es lo más habitual. Luego encuentras habitaciones, pero a nuestra edad, una pareja no quiere compartir piso, por motivos de espacio y otras razones”, añade. En su búsqueda, habrán sondeado más de 25 ofertas, y en solo cinco o seis ocasiones llegaron a visitar los inmuebles. “Llevamos meses buscando. No sabría decir cuántos habremos visto”, explica Morenza. “En la mayoría de los casos no podemos ni planteárnoslo. Hemos hablado con las inmobiliarias y configuramos alertas en distintas webs. Serán más de 25 ofertas las que hemos consultado”.
Otra de las barreras que se están encontrando son las condiciones “sorpresa”. “Lo habitual son dos meses de fianza. Otros nos piden aval, contratar un seguro de impago de alquiler… eso implica acumular gastos y algunos son absurdos”, critica David. “No hemos alquilado algunos porque las condiciones eran distintas a la oferta. A veces un mes de fianza se convierte en dos, otras te piden el seguro cuando no estaba en la oferta. Eso hace que un piso de 500 euros suponga un gasto de 1.500 el primer mes para entrar, si no te piden el seguro de impagos”, añade.
En octubre deberán abandonar su vivienda actual en Caldas de Reis. Para entonces, esperan haber encontrado alojamiento en Ourense o alrededores, donde también buscan casa.
Las condiciones para alquilar una vivienda no solo abarcan cumplir con las condiciones del casero o aportar varios meses de alquiler. Muchas familias vulnerables con niños se están encontrando, además, con el rechazo de los caseros. “Hay un inconveniente con ellos por el tema del espacio”, explica desde Cruz Roja, Natividad Álvarez. “Eso convierte a las familias con hijos en colectivos muy vulnerables porque ni siquiera pueden acceder a una habitación porque no caben”, añade Álvarez. Las restricciones llevan incluso a que varias generaciones de la misma familia tengan que volver a convivir, ya que muchas viviendas se dedican al turismo.
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