El cerdo tiene los días contados

Trabajos de matanza.
Estos días del Puente de la Constitución son aprovechados por muchas familias para proceder a la matanza de los cerdos, un ritual tradicional que les surtirá de alimentos para una parte importante del año.
El Puente de la Constitución es tiempo de matanza. Gentes de toda la provincia, al igual que en Valdeorras, aguardan a estas fechas para proceder al ritual anual que les proveerá de carne para unos cuantos meses. Sin embargo, esta tradición tiene a estas alturas fecha de caducidad.

“Antes de 20 anos, toda a xente levará todos os produtos do cocho feitos”, vaticina Guzmán Díaz Rodríguez, propietario de una empresa que se dedica a la cría de estos animales para venderlos vivos, en canal o en embutidos. “Matan os pais da xente nova. Non hai relevo. Os xóvenes tiran polo embutido elaborado e artesanal. O futuro vai ser ese”, explicó el dueño de Industrias Murias SL, que tiene su sede en Petín.

Asegura que su clientela aumentó este año, sobre todo con consumidores llegados desde Ponferrada (León) y O Barco. Eso sí, pocos de ellos desbordan juventud, siendo cada vez mayor el número de los que elige los animales alimentados con productos naturales, como patatas, pulpa y harina. Afirma que en este mundillo de la matanza funciona el boca a boca y que cada vez son menos los cerdos vivos, destinados a la matanza. “O 95 % os leva mortos, en canal”, añade.

De su misma opinión es Manuel Fernández López, responsable del Centro Veterinario Arume, en O Barco. “Cada vez hai menos. Hai pouca xente nova que faga a matanza, sobre todo polo traballo que da”, explica.


número inusual de casos

Este veterinario detectó un número inusual de casos de 'mal rojo', una enfermedad provocada por la bacteria Erysipelotrhis rhusiopatiae. Provoca manchas rojas en la piel de los animales, que también pierden el apetito.

Los casos de este mal detectados en los últimos días impidieron a sus dueños emplear el Puente de la Constitución para realizar la matanza. Su curación obliga a medicar al puerco con un antibiótico durante seis días, por lo que los afectados deberán trasladar la matanza a otras fechas. “Estropea todos los planes”, dijo Manuel Fernández.

Pese a todo, aún son muchas las familias que mantienen la matanza tradicional, como en el pueblo de Outarelo, en el municipio de O Barco. Allí, una familia, que prefirió ocultar sus nombres, procedía a sacrificar dos cerdos aprovechando la fría mañana de ayer viernes. Por delante tienen una dura jornada de trabajo, para realizar todas las labores que impone esta tradición.n

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