El pueblo de Viladequinta decidió no organizarlas y Vilanova contrató a una orquesta local más barata

La crisis amenaza a las fiestas de los pueblos

Fiesta en la localidad de Sobradelo
La crisis comienza a castigar a las fiestas de la comarca. Las dificultades que encuentran las comisiones en su recorrido “puerta a puerta”, casi mendigando unas sumas que cada día son más pequeñas, están dejando sin el espectáculo de la orquesta a algunos pueblos. A su vez, otros optan por contratar a grupos más baratos, en algunos casos tan reducidos dúos formados por un cantante y un órgano electrónico. Además, los representantes se quejan de que algunos concellos y comisiones “non pagan”.
Hace dos semanas, los 241 vecinos de Vilanova (O Barco) celebraron su fiesta local. Sin embargo, unos días antes todos daban por seguro que no habría. La comisión de años anteriores se negaba a asumir su organización ante las pésimas perspectivas económicas. El desánimo cundió ante las dificultades existentes para recaudar los fondos necesarios. Al final, cuando todos daban por segura la suspensión de las fiestas, uno de sus vecinos, Baltasar Álvarez, se puso al frente y organizó un programa. Pero más sencillo.

“Cando saímos a pedir a cuota estaba en 60 euros, pero foi baixando”, explicó Álvarez, quien añade que, al final, hubo quien aportó 30 euros. Recuerda que formó parte de la comisión de fiestas en 23 ocasiones y apunta que “a Vilanova viñeron moi boas orquestas”. Sin embargo, en esta ocasión fue un pequeño grupo local el que salvó los festejos.

Los organizadores pretenden resarcirse del mal sabor de boca que les quedó por la sencillez del programa festivo organizando otro para el mes de agosto.

El concejal de Cultura de O Barco, Eduardo Ojea, comparte la incidencia negativa de la crisis en las fiestas de los pueblos. Sin embargo, considera que los festejos “dependen de las ganas de la comisión. La organización lleva tiempo, pero donde hay ganas se hacen”. En referencia a la repercusión de la crisis, apunta que “el problema económico se soluciona contratando grupos más baratos”.

El caso de Vilanova no es el único. Un pueblo de Carballeda de 112 habitantes, Viladequinta, debía celebrar su fiesta este último fin de semana. Pero no lo hace. Los efectos de la crisis recaen sobre unos vecinos que cada vez se muestran más reacios a entregar su aportación para los festejos.

Las dificultades económicas que atraviesan un buen número de valdeorreses a causa de la crisis de la pizarra se suman a un cada vez mayor desinterés de los vecinos por implicarse en la organización de los festejos. “Se nota que la gente da menos dinero”, comentó un miembro de la organización de las fiestas de Sobradelo. Añadió que, hace años, la aportación era de 20 euros. En estos momentos ni eso, pues muchos vecinos no aportan ninguna cantidad.

“A xente sae a pedir por O Barco e non lle dan nada”, comenta un representante de orquestas de la comarca, quien resalta la incidencia negativa de la crisis en las contrataciones. Prefiere no dar su nombre e incluye las cuotas de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) entre los factores que amenazan el futuro de las fiestas de los pueblos. A este respecto, apunta que un día de festa supone 146,16 euros, “e os ten que poñer o pobo”.

En A Rúa, el responsable de Atracciones Antolín confirma los negros augurios de las fiestas del verano. “Onde antes gastaban 7.000 euros, agora só invirten 5.000”, apuntó. Y también transmite una queja: “Moitos concellos e comisións de festas non pagan”.



“La crisis nos afecta como a todos”

La disminución de los ingresos que causó la crisis lleva a muchos pueblos a recurrir a dúos formados por un cantante y un organista, debido a su reducido coste. La contratación de una de estas atracciones oscila en torno a los 300 euros, una cantidad que es muy inferior a la de una formación tradicional, que para determinados espectáculos y fechas puede llegar a 15.000 euros.

En todo caso, los músicos son el principal atractivo de cualquier fiesta de pueblo y en Ourense, una de las orquestas más conocidas es la de “Tony Pérez y los Arquinos”, que ya sabe qué es tocar para los vecinos de O Barco. Su líder, Tony Pérez, confirma que “dentro de lo que cabe, la crisis nos afecta como a todos”, para después señalar que “para los sitios pequeños es un auténtico problema”. Este grupo ourensano lo forman 16 intérpretes, que se mueven por toda España. También se queja de algunos representantes, que hacen caso omiso de las peticiones de los pueblos para apoyar a sus representados.

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