CRÓNICA - SIMULACRO

El día que la presa del Bao pudo reventar

Los vecinos de aquellas aldeas ubicadas a las orillas del río Bibei, aguas abajo de la presa del Bao, pueden dormir algo más tranquilos desde este miércoles, cuando un simulacro de rotura de la infraestructura "engrasó" las Emerxencias.

La presa del Bao fue construida en 1960 para regular el caudal del río Bibei, que aguas abajo aprovechan los saltos de Montefurado, Sequeiros, San Esteban y San Pedro. Con una capacidad de 238,1 hectómetros cúbicos, esta gran masa de agua puede causar una catástrofe si se produce un accidente. Minimizar los daños es el objetivo del simulacro que ayer se desarrolló en los concellos de O Bolo, Petín, Manzaneda y Ribas de Sil (Lugo), con la intervención de un centenar de personas. "Foi un paso moi importante e un elemento de coordinación que permite aumentar a concienciación da poboación da zona acerca do perigo de ter un encoro. Déronse tódolos escenarios que poderían darse", comentó el director xeral de Emerxencias e Interior, Luis Menor. La rotura ficticia de la presa puso a prueba el Plan especial de Protección Civil ante el riesgo de inundaciones (Plan Inungal).

La alerta la dio la empresa Iberdrola, tras detectar un supuesto peligro de rotura. Inmediatamente, la Axencia Galega de Emerxencias (Axega) localizaba a los alcaldes de los concellos situados aguas abajo para que activasen el plan para inundaciones.

Instantes después fueron movilizados los equipos de Emerxencias: bomberos del Consorcio Provincial con sede en A Rúa, Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) de O Barco, voluntarios de Protección Civil de los concellos afectados, sanitarios de Cruz Vermella, personal del 061, patrullas rurales de la Guardia Civil, agentes de la Guardia Civil de Tráfico, Grupo de Intervención Psicológica en catástrofes y emergencias (Gipce) y Unidad Militar de Emergencias (UME).

Su primera medida fue poner a salvo la población, evacuando cuatro aldeas: O Bao, As Ermidas, Portomourisco y Os Casares. La UME llevó a los vecinos hasta los albergues, donde los atendieron psicólogos del Gipce. No fueron todos. Tres "pescadores" quedaron aislados en el Bibei, en el entorno de As Ermidas (O Bolo). Los militares se ocuparon de rescatarlos y lo hicieron desde el aire, mediante un helicóptero; dentro del cauce fluvial, con una zodiac; y desde el puente sobre el río.

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