As Ermidas sigue acogiendo necesitados a pesar del covid

Fachada del santuario de As Ermidas, en O Bolo. (J.C.)
photo_camera Fachada del santuario de As Ermidas, en O Bolo. (J.C.)

La comunidad de residentes prioriza a las personas con mayor riesgo de exclusión esta Navidad

La pandemia no frenó la labor solidaria que desarrolla el santuario de As Ermidas (O Bolo). Este lugar sigue siendo el último recurso que encuentra un cada vez mayor número de personas para salir adelante. Para ellos continúa abierto y de forma totalmente gratuita, pero la crisis sanitaria del covid-19 obligó a extremar las precauciones. Lo apuntó el sacerdote José Antonio Crespo Franco, quien explicó que ahora trabaja codo con codo con la trabajadora social del Concello bolés. Ella es la encargada de gestionar la prueba PCR a la que deben someterse quienes dirigen su grito de socorro a esta comunidad valdeorresa.

Cada vez son más los que, cuando se avecina la Navidad, recurren a las personas que se ocupan del santuario, pero este año algunos podrían quedar fuera en función de la situación sanitaria. “Hay mucha gente pendiente de venir, pero dependerá de las disposiciones sanitarias. Algunos de ellos porque necesitan salir de su situación o tienen alguna necesidad. Estos tendrán prioridad”, explicó Crespo. Cuantificó en torno a la quincena de solicitudes recibidas en las últimas semanas.

En estos momentos, el número de residentes en los edificios anexos al templo alcanza la veintena, teniendo este lugar como residencia nueve de ellos. Los demás llegaron desde lugares muy diferentes por motivos variados, bien por no tener donde vivir o por sufrir alguna enfermedad y carecer de recursos. La generosa labor que desarrolla este grupo de personas sobrepasó las fronteras gallegas y, si bien muchos de los que acuden a vivir a As Ermidas son ourensanos, en estos momentos, también residen aquí gentes llegadas desde Andalucía, Cataluña, Valencia, Extremadura o Madrid.

José Antonio Crespo no conoce la causa concreta del creciente interés que despertó esta residencia y apuntó dos posibles factores. En primer lugar, el aumento de las necesidades materiales de las personas, pero también el mayor conocimiento de la desinteresada labor que desarrolla.

Los solicitantes deben tener claro las puertas a las que están llamando cuando se ponen en contacto con As Ermidas. “Somos católicos y, si les parece bien, lo compartimos con ellos. Si no es así deben buscar otro lugar. Queremos que la gente que venga sepa lo que hay”, explicó José Antonio Crespo. Este catolicismo obliga a los admitidos a participar en sus actividades religiosas, además, de colaborar en las labores del día a día, como el cuidado de la finca o alimentar a las ovejas, gallinas y demás animales. “Es necesario para vivir, pero también puede servir como terapia”, comentó el cura. Se detuvo especialmente en el cuidado de las ovejas, pues hay personas con problemas psicológicos a las que “les viene muy bien”.

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