Entre los años 2020 y 2022, científicos investigadores del CSIC advirtieron una amenaza sobre una planta conocida como Rompepiedra (Petrocopis grandiflora); en esos dos años su población había disminuido un 70%. La principal razón detectada: el paso de escaladores en las laderas de las montañas donde crece, las de Sobrado y Requejo, en la vecina comarca del Bierzo. Del otro lado, Galicia y un Parque Natural, el de la Serra da Enciña da Lastra, en Rubiá.
Lejos de provocar tensiones entre científicos y escaladores, lo que se fraguó entre ellos fue una alianza. “Se trata de una experiencia pionera en la que por un lado el CSIC, por otro la Junta y por otro los escaladores, trabajarán juntos”. Así lo contó el investigador y coordinador del proyecto, Pablo Tejero. “Nos unió el interés de las partes; es una singularidad lo que hacemos, queremos colaborar con la recuperación de la especie”, apuntó por su parte Miguel Seo, uno de los escaladores participantes, miembro de la asociación Escalada Sostenible Galicia. Su cometido lo pusieron en funcionamiento hace dos semanas, “plantamos hasta 2.000 semillas dejándolas caer para que se asienten entre las grietas”, con la ayuda de dicha asociación, la Federación Galega de Montaña y la del Grupo de Intervención en Altura de la Junta de Castilla y León.
Tras la colaboración y las sinergias creadas, los escaladores se preguntan ahora si la misma alineación de astros podría producirse también en Galicia. Porque los límites administrativos no responden a las leyes naturales, y lo que ocurre en el ecosistema de una provincia, se repite en la otra, porque sencillamente, es el mismo.
CIENCIA Y ESCALADA
Miguel Seo está convencido de que el trabajo realizado en el Bierzo se puede repetir en la parte gallega del ecosistema, dentro del Parque Natural. “Nosotros impulsamos desde siempre el conocimiento y la protección de los valores naturales, por delante de las actividades deportivas. Queremos que la investigación esté por delante, y se busque la compatibilización. Que se cumplan los objetivos de un Parque Natural”. Para los escaladores es “una esperanza que la administración gallega vea nuestra colaboración con buenos ojos; cada vez hay más investigadores interesados en plantas y animales rupícolas”, cuenta.
Cuando la creación del Parque, en 2002, prohibió la escalada en las zonas protegidas, eliminó el uso de las más de 200 vías existentes que a día de hoy continúan sin actividad, gran parte de ellas creadas por Miguel Seo en los años 90. “La escalada deportiva es una cosa, nosotros nos hemos convertido en otro deporte cuya base es el respeto por el medio natural”.
