A las 10.30 horas de ayer, cuando la mayoría de la población se reincorporaba al trabajo tras el puente de la Constitución, una excavadora prolongó casi una hora más las vacaciones. La máquina abría una zanja en la confluencia de las calles Regueiral y Barco de Ávila cuando cortó el cableado de una línea de media tensión, una avería que paralizó la actividad del centro de O Barco.
El apagón se prolongó durante 45 minutos y volvió a llenar de gente la travesía. La calle fue el lugar de encuentro de los empleados de comercios, bancos o locales de negocios. Sobre la acera, los empleados se confundieron con los clientes, aunque en algún caso, los consumidores tuvieron que esperar ante algún supermercado a que estuviese iluminado para hacer la compra.
Lo que para algunos fue un motivo de relajación en otros provocó una cierta preocupación. 'Voy a coger una pulmonía', comentó el cliente de una peluquería. Con una revista entre las manos esperaba resignado a secarse la cabeza. El local permanecía a oscuras y no funcionaba ni el aparato de aire acondicionado, ni la secadora, ni la máquina de cortar el pelo, ni la caja, ni casi nada. A escasos 50 metros de este establecimiento, un equipo de cuatro trabajadores de Gas Natural intentaba restablecer el suministro de electricidad de forma provisional. Sus esfuerzos se vieron recompensados en breve y minutos después, el agua que volvía a brotar de la fuente del Paseo do Malecón anunciaba la reanudación del servicio eléctrico.
Peor suerte corrieron los sistemas informáticos. No pocos equipos registraron averías a causa del corte de luz. Uno de ellos fue el Consistorio de O Barco. Después de permanecer a oscuras, el reinicio del servicio eléctrico permitió observar los estragos causados por la interrupción del servicio, que impidieron trámites tan simples como expedir un certificado.
Lo que para algunos fue un motivo de relajación en otros provocó una cierta preocupación. 'Voy a coger una pulmonía', comentó el cliente de una peluquería. Con una revista entre las manos esperaba resignado a secarse la cabeza. El local permanecía a oscuras y no funcionaba ni el aparato de aire acondicionado, ni la secadora, ni la máquina de cortar el pelo, ni la caja, ni casi nada. A escasos 50 metros de este establecimiento, un equipo de cuatro trabajadores de Gas Natural intentaba restablecer el suministro de electricidad de forma provisional. Sus esfuerzos se vieron recompensados en breve y minutos después, el agua que volvía a brotar de la fuente del Paseo do Malecón anunciaba la reanudación del servicio eléctrico.
Peor suerte corrieron los sistemas informáticos. No pocos equipos registraron averías a causa del corte de luz. Uno de ellos fue el Consistorio de O Barco. Después de permanecer a oscuras, el reinicio del servicio eléctrico permitió observar los estragos causados por la interrupción del servicio, que impidieron trámites tan simples como expedir un certificado.
