Crónica

Los feriantes de Viloira, contra viento y marea

Vallas metálicas delimitaron una ruta de entrada y salida en el recinto ferial de Viloira.
photo_camera Vallas metálicas delimitaron una ruta de entrada y salida en el recinto ferial de Viloira.
El mercado del día 6 de Viloira (O Barco de Valdeorras) no atraviesa su mejor momento. Después de dos meses de suspensión, los ambulantes regresaron ayer, encontrándose con muy pocos compradores.

Los vendedores ambulantes volvieron ayer a ocupar las calles de Viloira (O Barco de Valdeorras). Llegaron atraídos por la feria del día 6, el evento mensual que el Concello suspendió en octubre como medida de prevención ante la pandemia del covid-19. Desde entonces, la situación sanitaria mejoró en la zona y las autoridades decidieron reabrir el mercado de la villa.

A la cita no acudieron todos los ambulantes. En el recinto ferial faltó casi una decena de los 114 puestos que montan periódicamente. Pese a ello, el elevado número que acudió llamó la atención de los visitantes, que no preveían encontrar tantos vendedores. Los valdeorreses que hicieron caso omiso de una lluvia que, de forma intermitente, cayó sobre la villa, y quienes pudieron vencer el miedo al virus agradecieron la fidelidad del colectivo. Sobre todo, cuando este encuentro mensual ya no genera el movimiento de hace años. "Llevo viniendo 30 años. Antes era un ferión y ahora es una feria normalita", comentó Celestino Fernández, desde su puesto de venta de bacalao.

Esta caída de ventas de la feria barquense se da en unas fechas, las del puente de la Inmaculada, que hace años generaba un movimiento más que importante. Su coincidencia con el inicio de las matanzas domiciliarias propiciaba un ambiente festivo, que animaba a los vecinos a desplazarse hasta Viloira. Este año, esa fiesta no existió. 

Los clientes comenzaron a llegar a media mañana y no formaron la multitud de otras ediciones. No están los tiempos para aglomeraciones y la Policía Local es muy consciente del peligro sanitario que entrañan. Tanto es así, que los agentes supervisaron el aforo del recinto, con una instrucción clara de cerrarlo si el número de personas superaba un límite prudencial.

Las visitas al recinto fueron delimitadas mediante vallas metálicas, estableciendo una ruta de ida y vuelta, evitando así los peligrosos encontronazos. En caso de acercarse una multitud, los agentes deberían cerrar los accesos, pero no fue necesario. La escasa asistencia permitió que la feria se desarrollase con total seguridad sanitaria.

Si la cita de ayer suele ser especial todo los años, pues coincide con las matanzas, la próxima será la denominada Feira do Ano, la del 6 de enero, Día de Reyes. Esa fecha evaluará la gravedad del declive de la feria de Viloira.

Quienes no faltaron a las citas del día 6, incluso con la feria suspendida, fueron los pulpeiros. Sus "caldeiros" también cocerán pulpo durante la jornada de hoy, en A Rúa. Aquí estarán solos, pues la feria fue suspendida por el Concello a causa del covid-19.

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