En Vilariño de Conso es ya tradicional sustituir el sempiterno cocido de entroido por el cabrito asado que se cría en la zona
En Vilariño de Conso, cuando llega el Entroido, les gusta llevar la contraria. Si en la mayoría de las viviendas de media provincia son la cachucha, el chorizo, el repollo, sus garbanzos y las patatas los ingredientes fundamentales de un buen cocido a fuego lento, mientras transitan las comparsas y carrozas por la villa, en Vilariño de Conso tiran de cabrito para llenar pabellones. El Domingo Gordo, como así llaman al día del Señor grande de su Entroido, arrancó pasadas las 11,30 horas con la lectura del pregón en la plaza del pueblo. Fue, poco antes de que comenzasen a sonar por las calles de la capitalidad del municipio los "fulións" de todas sus parroquias, cual ejército romano. Acompañaron musicalmente a las carrozas representativas del imaginario popular de la zona y todos, lejos de recluirse en sus domicilios, se dirigieron rumbo al pabellón polideportivo donde dieron buena cuenta, en la vigésimo novena edición de la Festa do Cabrito, de no pocas unidades del característico ejemplar lechal.
Hubo a quien le costó comer, por las lesiones en sus manos.