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Ganaderos: “Menos multas e máis controlar aos lobos”

Mastines del ganadero que fue multado por tenerlos sueltos en A Veiga.
photo_camera Mastines del ganadero que fue multado por tenerlos sueltos en A Veiga.
Se sienten cercados por las sanciones que les imponen por sistemas antijabalíes o perros sueltos

Las multas atenazan al rural del oriente provincial. Los ganaderos están en una situación límite. A las bajas que sufren sus rebaños con los ataques del lobo ahora le añaden los mordiscos que las multas dan a sus carteras. "Deberían dedicarse a controlar aos lobos. Así, non necesitaría ter dez cans. Xa so me quedan seis", protestó Jorge Prada. Propietario de una explotación de vacuno en Vilanova (A Veiga), en los últimos meses los lobos le mataron cuatro perros, siendo multado por el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) con 100 euros, al tener suelto uno de sus mastines para cuidar del ganado. "As vacas están ao lado do pobo e o can, o normal é que estea ao lado da casa", explicó.

Nemesio Pérez posee una treintena de vacas en O Bolo, donde colocó un aparato detonador para que los jabalíes dejasen de causar daños en ella. "Deixaban todo de terra mezclada coa herba e desfacía as coitelas. O poñía pola noite e o apagaba de mañá", explicó. Colocó el aparato hace casi tres décadas, demasiado tiempo como para ser multado recientemente porque "espantaba a fauna salvaxe". Recurrió la sanción de 300 euros, pero acabó pagando. "Non o volvín poñer. Xa multan por todo", comentó.

En Trives tiene su explotación de reses de vacuno José Penas. Durante tres años fue multado por colocar un pastor eléctrico cinco o seis meses. "Ao quitar o gando tiña que retiralo, pois a Lei non permite multar cando as reses están no terreo. Se está sempre, obliga a facer un proxecto, que costará uns 6.000 euros", explicó. No hizo el proyecto, pero fue multado con una cantidad similar. En un primer momento, la sanción fue justificada en la falta de señalización, después, cuando colocó señales, la causa pasó a ser el riesgo de incendio de una instalación de baja tensión. Este productor afrontó una segunda sanción por colocar una cancilla, de entre 6.010 y 60.000 euros. En Verea, una ganadera que prefirió no dar su nombre fue sancionada con casi 6.000 euros por arrojar "un exceso de purín" en una finca donde pastan sus ovejas. "Chegará un punto no que pecharemos. Loitas para sacar o rural adiante e te atopas con isto", afirmó.


Críticas a las centrales sindicales


Los expedientes de sanciones abiertos a raíz de las denuncias de los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), de la Guardia Civil, deberían indignar a los representantes de los productores. Al menos, así lo estimó Pedro Rodríguez, presidente de la asociación Agrogandeira do Macizo Central (Agromacen), un colectivo que aglutina a 400 socios. Continuó apuntando que esta protesta no existe porque "os sindicatos fan o que lles din os partidos políticos". Esta circunstancia permite que afloren nuevos colectivos de productores para defender sus intereses. Es el caso de Agromacen, pero también de la pontevedresa Xestión Rural de Galicia (Xeruga) o las lucenses Xestión Agrogandeira de Galicia (Xeagro) y Agrotécnica de Friol.

Pedro Rodríguez lleva muchos meses insistiendo en que hay que renovar el Consello Agrario Galego. Creado con carácter consultivo, sus integrantes deberían defender los intereses de los productores. En él participan la Administración autonómica y los sindicatos, pero la representación de estos data de las elecciones de 2002. Los 18 años transcurridos son muchos, tantos que una de las centrales sindicales, Xóvenes Agricultores, ya no existe, continuando Unións Agrarias y Sindicato Labrego Galego. "Para nada representan ao sector", dijo Pedro Rodríguez.

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