La exportación cae un 8,5% interanual y el país germano importa un 32% menos
“Se nota la calma en los mercados, la precaución en los países receptores de nuestro producto, son muchas cosas las que pasan en el mundo y se nota la bajada de la demanda”. Así transmiten sus impresiones fuentes empresariales de la pizarra, al comprobar la continuidad a la baja, desde mediados de año, que ofrecen los datos estadísticos de los ocho primeros meses del 2023.
A pesar de que la cuantía económica derivada de las exportaciones de las canteras de pizarra españolas ha subido en un 4% interanual, las toneladas de producto exportado han vuelto a experimentar una bajada en agosto del 8,5%, con respecto a los números de material exportado en agosto de 2022. En números, de las 325.066 toneladas registradas en el mes de agosto del año 2022, la cifra se reduce a 297.339 toneladas en el mismo mes de este año.
Gran caída en Alemania
La salida del producto a ciertos países como Alemania, que se sitúa en un 32% menos de producto exportado que hace un año, preocupa a los empresarios porque “no sabemos muy bien cuáles son causas”. El país germano “siempre ha sido el que ha tirado del carro europeo”, y sin embargo, sigue cayendo de forma abrupta “desde hace más de un año”. En cuantía económica, la bajada es del 26% con respecto a las cifras que las estadísticas ofrecían en el mes de agosto de hace un año. La caída también se produce de forma grave en países en los que antes crecía, como son Bélgica y Holanda, con un 30% y un 32% menos de toneladas exportadas que en 2022, respectivamente.
El aspecto positivo de los datos estadísticos lo sigue poniendo Francia, que “ha ido aguantando bien”, lo que les supone un alivio entre tanta incertidumbre, porque “es el país que más consume históricamente y representa el 50% del mercado”.
El sector pizarrero se muestra en general optimista con “los tiempos que quedan por venir” porque “hay posibilidad de que esos mercados de países con una economía inestable, reviertan la situación en cuanto los problemas externos se solucionen”. Lo que ya no ven tan claro es tener que seguir lidiando con “unos intereses que no cesan de subir” y con una Ley de Vivienda que “está acabando con la construcción, porque faltan viviendas, pero nadie se atreve a comprar”.
