La moción de censura de Vilamartín sorprendió a los vecinos. Tras año y medio de gobierno en minoría del PSOE, la población la daba por descartada. El miércoles, el pacto del PP con dos ediles de APGa la reacti

Una moción 'hecha a deshora'

Augusto Sierra, en Vilamartín.
La moción de censura que presentaron el PP (cuatro concejales) y dos de los tres ediles de Alternativa Popular Galega (APGa) no era esperada en Vilamartín.
Los vecinos sí creyeron, y durante muchos meses, que las dos formaciones llegarían a un acuerdo para retirar de la Alcaldía al PSOE. Los socialistas solo poseen cuatro sillones de la Corporación y se les hizo muy difícil gobernar en minoría. Pese a todo, el paso del tiempo convenció a la población de que la oposición no daría ese paso. Estaban engañados. Año y medio después de las elecciones municipales, María Jesusa Candal Jarrín, apoyándose en dos concejales de APGa se dispone a enviar a la oposición al socialista Enrique Álvarez Barreiro, ante sus atónitos convecinos.

'Que a houberan feito antes. Que opine o pobo. Hai que facer un referéndum!', protestaba Pilar Ferrer. A la puerta de su comercio, conversaba con Ulises Barrio, quien también se mostraba enfadado por la moción de censura. 'Agora que levantaba o Concello. A moción machaca ao pobo. Habería que recoller firmas para apoiar ao alcalde', dijo.

Un buen número de vecinos no alcanza a entender las razones de la moción. Es más, asegura que la situación de las arcas municipales mejoró tanto que los proveedores vuelven a suministrar al Concello, ya sin temor a que el cobro se pueda retrasar, incluso indefinidamente. También hay quien dice que el trato que se recibe en las dependencias municipales es distinto y que, dentro de las limitaciones presupuestarias, el equipo de gobierno aún promueve actividades culturales y juveniles. No dan crédito a los argumentos expuestos por los firmantes de la moción, culpando al alcalde de gobernar sin negociar con la oposición, de no conseguir inversiones o incluso de plantear una consulta vecinal para fusionar Vilamartín y O Barco.

En la calle, bares y comercios solo se habla de la moción de censura. Todos buscan una razón para justificarla y los argumentos son dispares. 'É unha cortina de fume', expone Antón Rodríguez, cabeza de lista del BNG, formación que no logró representación en la Corporación. Según este nacionalista, busca desviar la atención de la Diputación. Aún ofrece una segunda argumentación: 'Trátase dunha moción de censura do poder polo poder, sen importar o máis mínimo se as cousas funcionan ben ou non'. También hay quien la atribuye a los problemas de la carretera de San Vicente y de las pizarreras.

Augusto Sierra, que posee el carné del PSOE desde hace 63 años (tiene 84), también dio su opinión: 'Non é democracia'.

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