Los 122 alumnos del colegio Otero Pedrayo de Viloira tardaron menos de tres minutos en comprender cómo deben actuar en caso de incendio. Ese fue el tiempo que tardaron en salir del centro y reunirse en un jardín.
Fue visto y no visto. En menos de tres minutos los 122 alumnos del colegio de educación Infantil y Primaria Otero Pedrayo, ubicado en Viloira (O Barco), abandonaron el centro y se concentraron en los jardines de la Casa Grande. Agarrados al mandilón de sus compañeros y entre risas y gritos, aprobaron con nota la prueba del Grupo Municipal de Intervención Rápida (Grumir), en la que también participó un agente de la Policía Local.
Eran las 15,40 horas, cuando el timbre comenzó a sonar. Segundos después, las puertas del centro eran abiertas de par en par. Dos minutos y cuarenta segundos después, los alumnos estaban en los jardines.
Haced bien el tren, reclamaba una profesora a un grupo de alumnos. La presencia de los equipos de emergencia llamó su atención, tanto que algunos les saludaban con la mano al pasar. Éste fue el único reproche, si puede considerarse así, que se escuchó durante la evacuación.
Una vez finalizado el simulacro, la directora del colegio, Remedios Arias, consideraba que este tipo de intervenciones deben repetirse todos los años para corregir los posibles defectos. En todo caso, se mostró contenta con la respuesta de sus jóvenes alumnos. Al ser un colegio pequeñito, salimos muy pronto, comentaba. A este factor hay que añadir la tarde soleada, que evitó tener que recoger las prendas de abrigo.
Nunca hay que volver atrás para recoger algo, explicó el concejal de Medio Ambiente, Protección Civil e Seguridade Cidadá, Luis Ramos. El responsable de la seguridad barquense valoró favorablemente una evacuación realizada en menos de tres minutos. Éste es el plazo que estima adecuado para estas actuaciones, aunque puede variar ligeramente en función de las dimensiones del centro o de la lejanía del punto de encuentro, que en esta ocasión estaba a apenas 20 metros del colegio.
La campaña de seguridad en los colegios continuará el 28 de octubre, y el tres de noviembre, con simulacros en el Julio Gurriarán y Condesa de Fenosa.
Eran las 15,40 horas, cuando el timbre comenzó a sonar. Segundos después, las puertas del centro eran abiertas de par en par. Dos minutos y cuarenta segundos después, los alumnos estaban en los jardines.
Haced bien el tren, reclamaba una profesora a un grupo de alumnos. La presencia de los equipos de emergencia llamó su atención, tanto que algunos les saludaban con la mano al pasar. Éste fue el único reproche, si puede considerarse así, que se escuchó durante la evacuación.
Una vez finalizado el simulacro, la directora del colegio, Remedios Arias, consideraba que este tipo de intervenciones deben repetirse todos los años para corregir los posibles defectos. En todo caso, se mostró contenta con la respuesta de sus jóvenes alumnos. Al ser un colegio pequeñito, salimos muy pronto, comentaba. A este factor hay que añadir la tarde soleada, que evitó tener que recoger las prendas de abrigo.
Nunca hay que volver atrás para recoger algo, explicó el concejal de Medio Ambiente, Protección Civil e Seguridade Cidadá, Luis Ramos. El responsable de la seguridad barquense valoró favorablemente una evacuación realizada en menos de tres minutos. Éste es el plazo que estima adecuado para estas actuaciones, aunque puede variar ligeramente en función de las dimensiones del centro o de la lejanía del punto de encuentro, que en esta ocasión estaba a apenas 20 metros del colegio.
La campaña de seguridad en los colegios continuará el 28 de octubre, y el tres de noviembre, con simulacros en el Julio Gurriarán y Condesa de Fenosa.
