Los vecinos hallaron los cuerpos en estado avanzado de descomposición y con la televisión encendida

Una pareja de ancianos muere en O Bolo por una intoxicación causada por un brasero

Una pareja de ancianos apareció muerta ayer en su casa de Outardepregos (O Bolo) supuestamente por inhalación de monóxido de carbono generado por un brasero de leña. Los cuerpos fueron hallados en un avanzado estado de descomposición. Se trata de Manuel Gónzalez, de 81 años y oriundo de Maceda, y Rosalía Cruz, de 77.
Manuel González Novoa, de 81 años y oriundo de Maceda, y Rosalía Cruz García, de 77 (no era gallega y la Guardia Civil trataba de averiguar su localidad natal), aparecieron muertos en su casa de Outardepregos (O Bolo), localidad en la que pasaban algunas temporadas al año ya que su residencia habitual era en Barcelona. Todo apunta a una inhalación de monóxido de carbono generada por un brasero de leña casero, un viejo cubo de lata de pintura que contenía brasas y que se encontraba en el centro de la habitación donde aparecieron los cadáveres. Manuel González estaba tendido en la cama y Rosalía Cruz, en el suelo. La televisión y la luz estaban encendidas.

Los cuerpos presentaban un avanzado estado de descomposición, por lo que se sospecha que llevaban varios días muertos.

Fueron los vecinos los que descubrieron a la pareja fallecida intuyendo que les había pasado algo porque ‘pagaron el ticket del magosto, que fue el sábado, y no acudieron a la fiesta. Nos extrañó, pero como eran vecinos que no están habitualmente, no habíamos reparado en el hecho de no verlos en los últimos días por el pueblo’, explicaron. Dieron parte al pedáneo, Vicente Sabín, y al alcalde, Manuel Corzo, que además es médico, y se acercaron hasta la casa. ‘Había un fuerte hedor y dí parte al 061 pues ayer no tenía guardia. Todo parece indicar que fue debido al monóxido de carbono, pero será el forense el que lo determine’, dice el regidor. Sabín manifestó que ‘yo escuchaba la tele, pero nadie abría la puerta y di parte a la Guardia Civil’. Hasta el lugar se desplazó la Policía Judicial, el juez para el levantamiento de los cadáveres y el forense, que a última hora de la noche iniciaba las autopsias en O Barco.

Manuel González era viudo. Su primera mujer era de Outardepregos, de ahí que conservase en el pueblo la casa donde perdió la vida. Tenía dos hijos. ‘Tenía buena paga, vivía bien y viajaba. Rosalía era su compañera y tenía un hijo. Curiosamente, a veces comentaba que le gustaba asar castañas en casa y que andaba también a vueltas con una estufa. La verdad es que en el pueblo estamos conmocionados con lo sucedido’, cuentan sus vecinos.

CASOS

Calentadores y estufas, en jaque

El caso de Outardepregos no es único en la provincia. Este año, el 3 de enero, fallecía un vecino de A Rúa, Victorino González García, de 47 años, como consecuencia de la inhalación del gas procedente de una estufa de butano que tenía en su casa. Una avería en un calentador de gas (22 de abril) también provocó una intoxicación a una vecina y sus hijas en Carballiño aunque, en esta ocasión, no hubo que lamentar víctimas.

Sin embargo, en el 2006, dos indigentes fallecían por inhalación de monóxido de carbono procedente de un brasero en una vivienda en ruinas de Ourense, concretamente Francisco Ferreira Rodríguez, de Oímbra, y José Suárez Dacosta, de Portugal.

Desde el 2000 al 2005, también murieron por la misma causa un matrimonio de Viana, un septuagenario de Toén, un joven de Beariz y otros tres jóvenes en Baltar.


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