Los chopos comenzaron a desaparecer del área recreativa de O Bañadoiro, en Vilamartín, propiciando un cambio radical en su imagen. Supervisado por personal de la empresa pública Seaga, un equipo de trabajadores comenzó ayer la tala de los ejemplares que crecen sobre la orilla derecha del río Sil, unas labores que son acometidas cerrando al tráfico los accesos por razones de seguridad. Las labores continuarán durante los próximos días.
Esta actuación persigue eliminar el peligro que entrañan chopos de gran envergadura para los paseantes, según apuntó el alcalde, Enrique Álvarez Barreiro. Quien insistió en que un informe de la Confederación Hidrográfica do Miño-Sil indicó que estaban enfermos, como demuestra la decena de ramas que en los últimos meses cayó sobre el paseo, rompiendo la baranda de piedra pero sin causar daños personales. El regidor lamentó la necesaria eliminación de los árboles y consideró que su retirada deja O Bañadoiro “desanxelado”.
Los planes municipales únicamente contemplan la retirada de los árboles enfermos, respetando los alisos o “amieiros”, al ser una especie propia de la orilla de los cauces y humedales. A su vez, en el espacio libre que dejan los árboles talados serán plantados otros ejemplares de ribera.
La tala fue contratada por la Confederación Hidrográfica do Miño-Sil, organismo que, en un principio, indicó al Concello que podría acometer los trabajos. Esta propuesta era rechazada en su día por el alcalde, al estimar que la vegetación que crece sobre la orilla de los cauces fluviales es competencia del organismo responsable de la cuenca. “A Confederación chamounos para que nos fixéramos cargo e lles dixemos que non”, explicó ayer el regidor.
La sustitución de los chopos por árboles de ribera no será la única actuación que el Concello acometerá después de la tala iniciada ayer. Enrique Álvarez también anunció la próxima plantación de 200 ejemplares de especies adaptadas a las orillas y humedales en la zona próxima al arroyo Pías.
