Los vecinos de Arnado, que cuenta con 38 habitantes, atribuyen la contaminación a una fosa séptica
Los habitantes de Arnado (Vilamartín) -38 según el Instituto Nacional de Estadística- llevan siete años sin poder usar el agua de la traída. En un principio, culparon a los jabalíes de la turbidez que arrastra el agua que sale de sus grifos. Decían que ensuciaban el arroyo que abastece al pueblo. Posteriormente, descartaron esta tesis y atribuyeron la suciedad a la fosa séptica de un pueblo de O Barco: Fervenza. Situada por encima de la captación, de la que dista media decena de metros, afirman que rebosa con frecuencia, provocando que las aguas residuales vayan al cauce fluvial y a los grifos.
"Seguimos sin auga potable. Se atascan os filtros e cada catro ou cinco días teño que ir a Vilamartín a buscar auga", comentó Joaquín Otero Vicente, vecino de Arnado. Debe buscar el agua potable en Penouta (a 3 kilómetros), O Barco (4) o Vilamartín (6). El sistema de filtrado al que se refirió fue montado por la Diputación Provincial hace un año y, si bien mejoró las condiciones de la traída, no eliminó la turbidez.
La alcaldesa de Vilamartín, María Jesusa Candal Jarrín, confirmó el fracaso de los filtros. Nada más conocerlo, la regidora inició la búsqueda de una solución definitiva, una tarea en la que está recibiendo la colaboración del Consorcio de Augas de Valdeorras, un organismo de carácter comarcal, creado para depurar las aguas residuales. En todo caso, la regidora tiene claro que la solución deberá ponerla el Concello.
La construcción de un sistema de filtros de arena podría ser la solución definitiva, aunque esta circunstancia deberán determinarla los técnicos del Consorcio.
La alcaldesa descartó que la fosa séptica de Fervenza contamine la traída. Argumentó que las aguas residuales de su escasa población, 23 habitantes, no bastan para desbordar la fosa séptica, una tesis que también comparte el alcalde de O Barco, Alfredo García Rodríguez.
