Salvado de los buitres en A Veiga: Raio de Sol encontró a su nueva familia

Su madre acababa de morir en el monte. Después de librarlo de la muerte, comenzaron a alimentarlo a base de biberones.

Raio de Sol estaba condenado a morir apenas cinco días después de nacer. Su madre murió y sus restos fueron avistados el sábado por un grupo de excursionistas que recorría los montes de Xares. También pudieron ver una manada de caballos a lo lejos, como comentaron al guarda del coto, quien un día después se acercó comprobando que el cadáver no estaba solo. Un potrillo no se alejaba del lugar. Vio su cabeza entre la treintena de buitres que devoraban a la yegua y los demás equinos habían desaparecido del lugar, abandonándolo a su suerte.  Inmediatamente, un grupo de vecinos de A Veiga se movilizó para salvar al potrillo, conscientes de que la falta de alimento, los buitres, los lobos o el frío acabarían con él. “Dedicimos darlle unha segunda oportunidade e fumos un grupo de veciños de A Veiga”, comentó el guía de montaña Juanjo Lorenzo. Cuando llegaron al lugar donde estaba la yegua comprobaron que su potro no la había abandonado. No fue fácil la captura. En cuanto se acercaban al animal, este escapaba y, por mucho que corrían, no se aproximaban a él. Afortunadamente, siempre regresaba adonde estaba su madre. Este fue el factor que les permitió atraparlo, cubrirle la cabeza y atarle las patas para poder introducirlo en el todoterreno que lo acercó hasta la cuadra donde recibe todos los mimos. 

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El potrillo junto a la madre mientras la devoran los buitres.

“A nosa intención é que salga adiante”, comentó Lorenzo. No fue el único que participó en esta “aventura”, pues con él corrieron detrás del potro intentando atraparlo Pako Murias, Begoña Lozano y Mónica Rodríguez. Ahora, el caballito permanece en un espacio que le asignaron Domingo y Amparo, él ganadero y ella veterinaria, quienes se comprometieron a darle comida y cobijo, debiendo alimentarlo con biberones un mínimo de cuatro meses. Además, ofreció su ayuda Graci. “Foi unha aventura”, comentó Lorenzo. Consciente de que el potro no lograría sobrevivir si quedaba solo en el monte aseguró que “non dormiría tranquilo deixándoo alí. Se queremos cambiar o mundo, non só vale queixarse no bar”.

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