Los vecinos de O Barco, y muy especialmente los de Viloira, se volcaron ayer en la campaña de recogida de fondos para la familia de Sheila, la niña de cinco años que precisa un caro tratamiento para curar una parálisis cerebral espástica. Decenas de niños hicieron cola ante los hinchables cedidos gratuitamente por Valdeocio, que con este gesto se sumó a la iniciativa solidaria.
Los padres y madres del colegio Otero Pedrayo de Viloira también colaboraron preparando postres y bocadillos para venderlos entre los asistentes. Los ingresos de este puesto también fueron destinados a la campaña de ayuda a la familia de la niña.
Remedios Arias, la directora del centro educativo de Viloira, resaltó la solidaridad de los vecinos y anunció que habrá más iniciativas en los meses de verano, aunque aún están sin definir. La madre de la niña, Ana Rodríguez Domínguez, no se esperaba la respuesta de los ourensanos. 'Desde Ourense me llamó muchísima gente. También lo hizo el párroco de Viana que iba a pedir allí', comentó.
La campaña pretende reunir fondos para ayudar a los padres de Sheila. Su madre hubo de dejar el empleo para dedicarse por entero al cuidado de la niña. La familia vive con el salario del padre, Pedro Estévez González, que no alcanza para que la madre y la niña puedan desplazarse a Santiago. En esta ciudad está ubicada la única clínica que les devolvió la esperanza de un tratamiento para la enfermedad de su hija. La familia calculó el coste total en torno a los 2.200 euros por mes, una suma que está muy por encima de sus posibilidades.
Remedios Arias, la directora del centro educativo de Viloira, resaltó la solidaridad de los vecinos y anunció que habrá más iniciativas en los meses de verano, aunque aún están sin definir. La madre de la niña, Ana Rodríguez Domínguez, no se esperaba la respuesta de los ourensanos. 'Desde Ourense me llamó muchísima gente. También lo hizo el párroco de Viana que iba a pedir allí', comentó.
La campaña pretende reunir fondos para ayudar a los padres de Sheila. Su madre hubo de dejar el empleo para dedicarse por entero al cuidado de la niña. La familia vive con el salario del padre, Pedro Estévez González, que no alcanza para que la madre y la niña puedan desplazarse a Santiago. En esta ciudad está ubicada la única clínica que les devolvió la esperanza de un tratamiento para la enfermedad de su hija. La familia calculó el coste total en torno a los 2.200 euros por mes, una suma que está muy por encima de sus posibilidades.
