La imagen de San Xurxo volvió a recorrer las calles de Vilamartín de Valdeorras el día propio de las fiestas en su honor. Pero este año, la procesión fue distinta. La crisis sanitaria del coronavirus, después de provocar la suspensión de las fiestas de la localidad, ayer obligó a subir la talla sobre el vehículo pick up de Protección Civil.
El coche recorrió las calles de la localidad bajo la estrecha vigilancia de los agentes de la Guardia Civil. Situados en todas las bocacalles que se encontró la reducida comitiva, con su presencia evitaron que la población se sumase al acto.
Los voluntarios de Protección Civil también fueron protagonistas en la ceremonia religiosa que el párroco ofició antes de la procesión. Ellos fueron los únicos asistentes a una liturgia que el alcalde, Enrique Álvarez Barreiro, emitió en directo valiéndose de Facebook.
El regidor explicó que los vecinos no fueron informados de los actos religiosos para evitar su presencia. También dijo contar con el visto bueno, tanto de la Subdelegación del Gobierno como del Obispado de Astorga.