Los padres de alumnos consideran que es una fórmula válida para recuperar las aldeas rurales

Vilariño de Conso y Rubiá suman 17 familias con su campaña para captar vecinos

Entrada del colegio Virxe do Camiño, en el Concello de Rubiá, que demanda un aula más al tener más niños. (Foto: J.C.)
La llegada de una familia con tres niños a Rubiá hará posible una aspiración que los padres persiguen desde el curso pasado: recuperar las tres aulas de Primaria del colegio hasta que la pérdida de alumnos cerró una.
No fue la primera llegada. Antes lo hicieron cinco y también con hijos, lo que permitió elevar el alumnado a los 49 necesarios para que la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria reabra la clase. Los recién llegados acudieron atraídos por los alquileres baratos que, de 100 a 150 euros mensuales, ofrecieron los vecinos a petición de la Asociación Nacional de Padres de Alumnos (ANPA), colectivo que siguió la pauta que marcó el colegio San Martiño, de Vilariño de Conso. Este fue pionero en las campañas promovidas para evitar la pérdida de profesores y que consiguió captar 11 familias en los últimos meses, logrando aumentar de 14 a 32 sus escolares.

Evitar el cierre de colegios fue el objetivo inicial de una iniciativa que ya trasciende el ámbito educativo para convertirse en una seria alternativa factible para la repoblación de un rural que, si continúa de brazos cruzados, acabará deshabitado. Rubiá tenía 1.828 habitantes en el año 2000. Doce años después, sólo 1.557 siguen en el municipio. Un caso muy similar es el de Vilariño de Conso, cuya población pasó de 854 a 632 personas en el mismo periodo, según los datos recogidos del Instituto Nacional de Estadística.

'Las familias acudieron gracias a que algunas personas cedieron casas. Es bueno facilitar que la gente joven vuelva a los pueblos', explicó Maite Núñez Domínguez, presidenta del ANPA de Rubiá. Esta madre encontró 'fantástica' la llegada de las seis nuevas familias, que encontraron vivienda en las aldeas de Oulego (dos) y Robledo (tres), encaminándose a Rubiá la sexta. 'Los pueblos se van recuperando', afirmó.

El alcalde popular, Elías Rodríguez Núñez, mostró su respaldo a la iniciativa educativa. 'Todos os que veñan, benvidos sexan. E sobre todo se traen nenos', manifestó. La integración de las familias inmigrantes con sus nuevos vecinos no planteó serios problemas. 'Á súa chegada, os veciños dos pobos lles axudan, ao igual que fai o Concello', añadió el regidor. La portavoz de la oposición socialista, Raquel Méndez Ramos, es madre de un alumno del colegio, por lo que su respaldo a la iniciativa de los padres casi es una obviedad. 'Hoxe empezan tres nenos. Outra familia que vive en Rubiá!', exclamó con satisfacción.


VILARIÑO DE CONSO

Los buenos resultados obtenidos por los padres de Rubiá son aún mejores en Vilariño de Conso, Concello donde se fraguó este proyecto de repoblación del rural. Aquí, las escasas viviendas que reunían condiciones de habitabilidad se agotaron con la llegada de los nuevos vecinos. 'Todas as que hai están alquiladas', explicó el director del colegio San Martiño, Carlos Luis Rodríguez Calvente.

El profesor coincide en considerar que la oferta de alquileres baratos es una opción válida para evitar que las aldeas queden vacías, aunque considera que no es el único atractivo. 'A xente o pasa mal nas cidades', explicó. No obstante, considera que salvar los pueblos no es una tarea exclusiva de los padres, sino que deben implicarse todos los estamentos, desde la Iglesia hasta el Concello. En todo caso, y con independencia de que este consenso sea posible, Carlos Luis Rodríguez confía en el éxito del programa. 'As expectativas son de seguir crecendo', vaticinó.

No se mostró tan optimista el alcalde popular de Vilariño de Conso. Ventura Sierra Vázquez tiene serias dudas de que la iniciativa pueda llegar a buen puerto. 'Os pobos non se recuperan así. Ten que haber traballo. Os de aquí marcharon ás canteiras de pizarra e agora están voltando', dijo. El problema del paro preocupa en este Concello. Su población desempleada pasó de 34 a 57 personas entre marzo de 2007, año de inicio de la crisis, hasta el pasado. Este incremento es aún más perceptible al manejar las cifras de Rubiá. Aquí, los parados aumentaron de 62 a 136 en los últimos seis años.

Llegados desde lugares tan dispares como Palma de Mallorca, A Coruña, Cataluña, Madrid, Ciudad Real, Valencia o Galicia, algunos de los nuevos residentes en Rubiá y Vilariño de Conso trabajan. Sus convecinos les agasajan cediéndoles sotos de castaños que tenían abandonados o huertas que ya no laboraban. Sin embargo, no son todos. Otros cobran algún subsidio, la prestación por desempleo, la ayuda familiar... No son poseedores de grandes fortunas, pero llegan acompañados de niños: la sabia nueva del rural.

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