Viloira recuperó a los ambulantes

Puesto de venta de pan en la feria de Viloira.
photo_camera Puesto de venta de pan en la feria de Viloira. // J.C.
Los puestos de los vendedores ambulantes regresaron a Viloira (O Barco de Valdeorras), pero la feria de ayer no fue como las de antes de la pandemia. Pocos visitantes que, eso sí, fueron muy bien recibidos.

La feria mensual del día 6 volvió a animar las calles de Viloira, en O Barco de Valdeorras. Después del confinamiento que las autoridades sanitarias ordenaron ante la crisis sanitaria del covid-19, los vecinos se fueron acercando, de forma muy espaciada, hasta la Praza de Ramón Otero Pedrayo. Este fue el lugar que eligió el Concello para confinar a los vendedores ambulantes, en su regreso a la localidad. El recinto fue cerrado con cintas por la Policía Local. Solo quedó libre un espacio para acceder a su interior, ante el cual se apostaron dos agentes, quienes regularon la entrada de personas, buscando evitar aglomeraciones, pero también para informar a los visitantes. Durante la mañana,más de una persona les preguntó si se podía entrar.

 Los únicos puestos montados en el exterior del recinto fueron los del pulpo. De uno de ellos se ocupaba, Juan Pozo, quien subrayó la más que buena respuesta de los clientes al retorno de las ferias. Al mismo tiempo que mostraba uno de los ejemplares que cocinaba en el "caldeiro" de cobre advirtió cierto cambio en la clientela: "A xente colle as cousas rápido e vaise. Fan as compras nun momento e as levan para casa. Xa parecemos o McAuto", afirmó.

“A xente colle as cousas rápido e vaise. Fan as compras e as levan para casa. Xa parecemos o McAuto"

En este regreso de las ferias no fueron muchos los puestos y todos ellos mostraron carteles informando de las medidas preventivas. Algún cliente hubo que no se apercibió de las normas para tiempos de pandemia y salvó las cintas indicadoras de la distancia permitida (dos metros), pero fueron los menos. La gran mayoría respetó las indicaciones que permitirán que la feria vuelva a Viloira el próximo 6 de julio.

Curiosos y clientes tuvieron que contentarse con recorrer los puestos autorizados a colocarse dentro del recinto: de alimentación y de productos de huerta. Sólo acudieron 19 y la separación entre ellos fue de cuatro metros. 

No pudieron estar otros muchos vendedores habituales de las ferias de antes de la crisis sanitaria, como los de ropa o calzado, y esto no fue entendido por todos. "Deberían permitir abrir todos os mercados á vez. Nós temos xente que está en ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) e só podes sacar á xente a traballar dous ou tres días", explicó Francisco Otero. Este vendedor de productos cárnicos añadió que el resto de los costes los tiene que asumir la empresa, que en su caso, cuenta con una treintena de empleados.

Rafael Pérez se desplazó desde la localidad lucense de Palas de Rei con el plan que elabora en el Horno Fernando Valín. Coincidió en destacar la rapidez con que realizan las compras sus clientes, que no son, con mucho, tan numerosos  como los de antes de la pandemia del coronavirus. "As ferias están pola metade de antes. A ver se mellora a situación. Hai moita xente viviendo de esto", aseguró desde su puesto.n

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