Muchos fueron los devotos que ayer quisieron acercarse hasta la pequeña capilla de San Benito de Cova do Lobo, en el Concello de Barbadás, para testimoniar un año más su fe en el santo de las verruga
Las proximidades de la ermita de San Benito de Cova do Lobo, en el Concello de Barbadás, estaban ayer casi colapsadas y no era para menos. Tras varios jornadas de novenas, llegó el día grande para todos los fieles de la zona que creen en su patrón, San Benito, y en sus milagros. Los actos litúrgicos comenzaron temprano y ya desde las seis de la mañana se oficiaron misas. Sin embargo, el momento más especial se hacía esperar y no fue hasta las 11 cuando un grupo de vecinos decidió cargar con el santo en procesión alrededor de la pequeña capilla.
Figuras de cera y otros exvotos fue una de las imágenes más repetidas durante la jornada vivida ayer en esta parroquia de San Lorenzo de Piñor. Sentados o de pie, los fieles agradecían los milagros concedidos por el santo o aprovechaban la ocasión para pedirle su intercesión. Muchos acudieron a la romería por costumbre y otros tantos lo hicieron movidos por una gran fe ya que San Benito es conocido como el santo "máis milagreiro" de Galicia y dice la tradición que tiene fama de eliminar las verrugas y remediar enfermedades como el raquitismo. De hecho, muchos fueron los peregrinos que acudieron a esta romería y no dejaron escapar la oportunidad de acercarse hasta "O Tangaraño". Se trata de una formación granítica asentada encima de otras rocas y que, según cuenta la tradición, a los niños que padecían el tarangaño o el raquitismo, se les hacía pasar por el hueco que quedaba entre ellas con el objetivo de que el santo curase su dolencia.
La de San Benito de Cova do Lobo es una de las romerías más concurridas. Niños y mayores se dieron cita en Cova do Lobo para honrar a San Benito pero no fueron los únicos. Es el caso de Xosé Luis Varcárcel, el actual alcalde de Barbadás, que dice acudir todos los años a la romería. Sin embargo, la devoción por San Benito va más allá de las fronteras de Ourense y es frecuente ver a familiar de otras partes de Galicia como es el caso de un grupo de vecinos de Mondoñedo que no se pierden un año la procesión en honor a San Benito. Además de los actos religiosos celebrados, los visitantes cumplieron con la tradición de comer pulpo y carne "o caldeiro".
