Todo listo para hacer sonar los bombos en el Entroido vianés

photo_camera Vecinos de Fradelo, en Viana do Bolo, preparan los bombos para este Entroido.
Fradelo, en Viana, ultima los preparativos y espera con ansia un Entroido que supondrá el regreso de la unión. Bombos, azadas y guadañas llenarán de tradición la alta montaña. 

Al igual que muchas de las aldeas de Viana do Bolo, Vilariño de Conso y Manzaneda, el sonido del fulión anuncia la llegada del Entroido. Formado por bombos, azadas y guadañas, vecinos de todas las edades se unen para hacer resonar su tradición en la alta montaña. 

Fradelo, en Viana, es una de estas aldeas en las que desde hace décadas sus oriundos forman una de estas agrupaciones, pero no solo tocar es una costumbre. En época de Entroido todas las tareas relacionadas con este se convierten en “una excusa” para reunirse con los vecinos, y arreglar las pieles de los bombos es una de ellas. Risas, anécdotas y viejos recuerdos aparecen alrededor de una tarea que ha pasado de generación en generación.

El bombo se monta de nuevo con la piel reparada.
El bombo se monta de nuevo con la piel reparada.

Así, Diego García y Paco Jares -conocido como Pixas-, acompañados por varios vecinos, sustituían esta semana las pieles de varios bombos. De piel ovina o caprina, su colocación es clave para que el sonido sea el correcto. Paco es un veterano en esta tarea y, ayudado por su yerno Diego, recuerda como hace más de cuarenta años cambiaba su primera piel junto a Xarelo, un vecino de la aldea que vivía con mucha emoción este periodo del año. “Antes as peles non viñan preparadas, había que quitarlle a lá ou o pelo con cinsa, esterco ou afeitandoas”, explica. Esta ardua tarea es ahora más sencilla, ya que en la mayoría de las ocasiones, las pieles ya vienen preparadas para su colocación. Previamente se sumergen en agua caliente y con ayuda de una grapadora y mucha maña, el instrumento se desmonta, se introduce la nueva piel y se monta de nuevo como si de un puzzle se tratara. 

Esta vez ha sido el turno de Diego, pero cada vez son más los jóvenes que se interesan por aprender cada una de las tareas que componen el Entroido vianés para mantener así viva esta mágica e impresionante tradición que regresa cada año a todos los rincones de la montaña. 

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