Había ganas, muchas. Los vecinos de Celanova no podían quedarse sin su fiesta más grande por tercer año consecutivo y así lo demostraron, llenando de luz y color la noche más especial de la villa. La tradicional marcha de la Ramallosa arrancó por las calles del casco histórico con la participación de más de una veintena de comparsas acompañadas por miles de personas, tanto dentro de la procesión como ocupando los laterales para contemplarla.
Acompañados por las charangas y carros de música, vecinos y visitantes de todas las edades recuperaron su cita con la fiesta más tradicional, que se extendió hasta altas horas de la madrugada despidiéndose hasta el año que viene.
