Sonrisa, pecho hinchado y la fábula de los cuatro minutos en la victoria del COB

Los jugadores cobistas saludan tras el triunfo.
photo_camera Los jugadores cobistas saludan tras el triunfo.
Victoria del COB, y de qué manera

Sonrisas varias, apretones de manos. El atasco hasta casi daba igual. La salida del Pazo al borde de las nueve de la noche era paz y felicidad. No era para menos. Estreno victorioso del COB. La primera victoria en el primer partido. Ya sería suficiente motivo para tomarse dos cervezas como afirmó cierto miembro cobista de cuyo nombre no quiero acordarme. Pero la forma de conseguirla redondea la satisfacción. Un equipo serio, amplio, con las ideas claras. Que progresa adecuadamente después de una pretemporada rara. Disfrutó en las buenas y apretó los dientes en las malas. Y eso la afición lo ve y lo valora. Es la línea a seguir.

De entre la catarata de números y cifras que deja un partido, me quedo con el 4. Fueron los minutos que le da la estadística a Unai Mendikote. Redondeando. Parecía que no iba a jugar. Es probable que él mismo lo pensase. Pero apareció en un momento delicado y lo dio todo. Atrás y delante. Esa fábula de los cuatro minutos es la que debe servir de ejemplo. El COB tiene que ser una piña. No hay Jordans ni Lebrones. Actitud. Eso engancha al respetable. Si juegas un minuto, juégalo como el único que vas a jugar en tu vida. 

Desde las victorias se crece mejor. Lo normal es que un equipo con 12 caras nuevas evolucione con el paso de las semanas. Seguramente todos los días Turner no se vista de MVP. En una liga de categoría vendrán mal dadas. Obvio. Pero se ve que hay una idea, una fórmula y una plantilla compensada. A partir de ahí, a jugar y competir. Pero con la primera y las dos cervezas, metidas ya en la buchaca.

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