Cartas al director

Nos jugamos mucho

En estos días en los que tanto la población que tuvo que estar confinada como la que por contra siguió acudiendo a su trabajo para garantizar los servicios básicos va recuperando poco a poco una cierta normalidad y puede disfrutar con menos restricciones del uso del espacio público, y en pleno debate sobre cuándo y cómo serán las vacaciones de este año y si tendremos visitantes extranjeros o no, se hace patente que la ciudad de Ourense ha de poner a punto sus zonas verdes después de este período de forzado letargo.

Es entendible que la tarea se antoje ardua, dada la superficie que este tipo de dotaciones tiene en la ciudad, pero es imprescindible acometer urgentemente esta tarea si se quiere que el impacto positivo tanto del ocio ciudadano de los residentes como de todo el eventual turismo que pueda elegir la ciudad para sus vacaciones nos alcance.

Hay un espacio que por diversas razones ejemplifica muy bien la necesidad de una actuación decidida y completa: el paseo en torno al río Miño.

Salvando la necesidad perentoria de recuperar cuanto antes tanto las termas de A Chavasqueira como el local que se incendió en Reza, el espacio que discurre a lo largo de las márgenes del río se encuentra en mal estado de acondicionamiento: las zonas en las que la población podía acceder al agua como la playa situada junto al Centro Comercial Pontevella con una hierba de altura considerable, y no es el único caso, amplias zonas en donde si bien se ha procedido a la siega solo se ha hecho en estrechas franjas al lado del camino dejando zonas con maleza alta que impiden contemplar el cauce del Miño y, por poner un último ejemplo, las pasarelas del Centro Comercial y de Outariz faltas de una mano de pintura o incluso de reponer alguna luminaria.

Se puede comprender, como se mencionó, que no se puede hacer todo en un día y que el trabajo, como el que está llevando a cabo la Diputación Provincial y el Concello de reparación de los caminos, es difícil y extenso, pero con todo, dejar a medio acondicionar espacios como el paseo fluvial del Miño, que es uno de los puntos fuertes y mejores embajadores de la ciudad, parece una temeridad, más teniendo en cuenta que va a haber mucha oferta de destinos y sin embargo una menor afluencia de visitantes. Es mucho lo que nos jugamos y deberíamos poner todo lo posible por nuestra parte para que Ourense sea como ha sido siempre, un referente como destino turístico en Galicia.