Abre la hostelería y los clientes salimos como salvajes a incumplir las medidas de restricción que tenemos. Eso sí, la culpa es de los demás, no nuestra por pensar que bar es sinónimo de quitarnos la mascarilla y darnos besos y abrazos. Por otra parte está claro que los hosteleros no son policías (y en algunos casos ni quieren avisar a sus clientes con la excusa de perderlos), pero a mi entender la solución está en sus manos, a través de la Asociación de Hosteleros: contraten vigilancia privada, como hay en los centros comerciales. A la larga ganarían ellos y a la corta ganaríamos todos, que ya estamos hartísimos, porque si algo está claro es que cuando cierran la hostelería, los contagios bajan. Me temo que es la única solución.
