Subliminal

Durante la retransmisión en televisión de los partidos de la NBA y la NFL en Estados Unidos era frecuente lanzar un flash de una décima de segundo con publicidad de marcas comerciales con el fin de estimular a los usuarios a su consumo. Este efecto era imperceptible para la vista y se conoce como publicidad subliminal.

Esta técnica se ha hecho patente en otros ámbitos desde los años 90 en adelante, de tal forma que los medios de comunicación se han visto afectados. Hay por tanto una ola de consumismo y una reinvención del capitalismo que tienen su soporte en esta forma de propaganda. Las redes sociales son empresas, como todos sabemos, cuya esencia es este bombardeo subliminal. Los tiempos están cambiando, como decía la canción de Dylan.

Para darse cuenta de esto solo hay que ver que los guardianes de las esencias del discurso de la izquierda son, en los últimos 20 años, los papas Francisco y ahora León XIV. Efectivamente algo tiene que estar cambiando cuando vemos que es la iglesia, históricamente conservadora, quien ejerce éste papel. Este cambio es a la vez progresivo, subliminal y también evidente, manifiesto, sin recato alguno. Es una ola de derechización global.

¿Y qué le queda a la izquierda? Uno está tentado a decir “apaga y vámonos”. Sin embargo recuerdo una anécdota que contaba Eduardo Galeano sobre un profesor amigo al que un día, en una conferencia, le preguntaron qué era la utopía, y respondió que era algo inalcanzable, un punto en el horizonte que cuanto más caminabas hacia él, más se alejaba. Le preguntaron entonces para qué servía la utopía si nunca iba a llegar, y su respuesta fue que servía para eso, para seguir caminando. Esta idea general inspiró la vida y la acción política de Pepe Mújica, y de muchos otros antes, estará presente en otros en el futuro también. No dejemos que nos la arrebaten.

Alberto Quintairos Rodríguez (Ourense)