Opinión

Los cines ourensanos (hasta 1912)

Hace ya un tiempo (2014) os hable de las películas de cine que salieron a la luz con intervención de ourensanos, bien como actores, directores, etc. El gran Tony Román fue el más prolífico, sin olvidar a Carlos Velo, y cómo no citar a mi amigo Domingo Paz, aquel niño que nos encandilaba cuando con su voz dulce hablaba con Fray Escoba antes de la escena de los ratones… 

Hoy no hablare de personajes ni de películas; hoy se trata de los cines, los locales donde se proyectaban las películas. Aunque pueda parecer sorprendente no llega un artículo para tratar el tema, ya que para ser rigurosos habrá que rebuscar en el pasado.

Tenemos que retroceder hasta el último cuarto del siglo XIX (1875) para encontrar aquello que se dio en llamar pre-cine. Para que lo entendáis, eran pequeñas secuencias fotográficas que por medio de diferentes sistemas se veían de manera rápida y continua proporcionando la sensación de movimiento. Entonces, las imágenes provenían de un soporte de cristal, con lo cual el numero de vistas era muy limitado. Las exhibiciones se realizaban en los llamados “pabellones”, aunque por mis datos en la ciudad se tenían que conformar con algo más rudimentario. Si os fijáis en el grabado que muestra la “máquina” utilizada en un pabellón inglés, imaginaos algo mucho más reducido, tanto como para que como mucho seis personas alrededor de una mesa fueran los afortunados espectadores. 

 José Adrio, en su “Del Orense antiguo”, nos hablaba de un vecino de Tamallancos que montaba en la alameda sus vistas: “Las vistas de Peludez”, allá por el 1880. Poco después, a partir del descubrimiento de los Lumière (diciembre de 1895), los avances fueron muy rápidos, tardando poco en visitar nuestra provincia. Del año 1897 es un anuncio publicado en el Eco de Orense que habla del gran éxito que está teniendo la exhibición del cinematógrafo Lumière en la ciudad: “Aumenta la concurrencia al salón de la plazuela de Obispo Cesáreo…” Se quejaban los ourensanos de que el precio por sesión era de 40 céntimos. Muy muy caro, pero… 

En revistas de la época he podido averiguar que lo “último” en 1899 era el Cinematógrafo Colorido, y que algunos de los títulos proyectados eran estos: "Salida del taller"; "Boulevard de los Italianos"; "El retrato de Bismarck"; "Jardinero quemando hierbas"; "El castillo encantado"... Aún no era cine, pero las placas de cristal coloreadas a mano una a una “daban el pego”. Noticia similar es la que aparece en El Regional de Lugo. El 14 de abril de 1900 podemos leer esto: 

"Ha llegado a esta capital el propietario de un cinematógrafo que se exhibía en Orense, el cual se propone dar en el Teatro Circo algunas representaciones. La misma empresa trae contratados para amenizar el espectáculo unos excéntricos musicales que se espera habrán de ser muy del agrado del público".

 Al margen de algún proyectista ambulante que en los primeros tiempos proliferaron, los primeros de los que me consta su dedicación a la proyección fueron Jaime Pacheco y José Gil. Jaime, hermano y alumno del gran José Pacheco, sentía que no podía evolucionar a la sombra de su maestro y por ello, además de asociarse con Gil, probó con la nueva técnica para evitar competir con su hermano. Así fue como recorrió gran parte de la geografía ourensana cargando con un proyector. Se habla de que no le fue nada mal, pero lo suyo era la fotografía, motivo por el que abandona el cine y se traslada a Vigo, donde con el tiempo es sabido que alcanzó gran fama. De José Gil conocemos que “se enganchó”, pero más que proyectar le gustaba hacer películas, y de hecho suya es la primera película gallega: "Miss Ledya" (1916), junto a otras que componen los primeros logros del cine en Galicia. El caso es que a la espera de encontrar nuevos datos, estos dos profesionales no llegaron a abrir local en la ciudad. 

Continuos avances en este nuevo arte fueron propiciando la aparición de salas estables de proyección. En Ourense fueron dos las empresas conocidas, las regentadas por Isidro Pinacho García y la del italiano Eduardo Barbagelata Mucci. 

La trayectoria profesional de ambos se muestra compleja y en ocasiones esquiva, pero aun así va cogiendo forma. A Pinacho le podemos relacionar con el cine a partir de 1903, cuando le encontramos de ambulante en Zamora, con pasos por Lugo (su supuesta ciudad natal), Pontevedra, Vilagarcía, Santiago, hasta que en 1907 abre su salón en Vigo. A Ourense, de manera estable, llego el 11 de noviembre de 1911 (según varios autores fue antes de 1911, pero no he podido respaldarlo con pruebas. En La Región de 14 de noviembre de 1911 nos dan cuenta de la inauguración de la sala el día de San Martín. Aunque tampoco se puede asegurar que sea sala estable), al mismo solar que utilizaba en sus estancias provisionales: esquina Paseo con Alejandro Outeiriño (antes Paz Novoa con Alba).

De Barbagelata sabemos de su presencia en Santiago desde 1863, formando parte de una empresa, supuestamente con su hermano Teodoro, que recorría la geografía gallega exhibiendo un espectáculo de “fieras y reptiles vivos”, además de una colección de figuras mecánicas movidas por electricidad. Por si eso fuera poco, Barbagelatta fabricaba en público objetos de cristal sin herramientas ni molde alguno (?). Se cobraba un real un entrar en el pabellón Barbagelata. En Ourense inauguró su “Salón Moderno”, el 7 de julio de 1912, pero a pesar de sus más de siete años de existencia siempre fue el cine Barbagelata; lo que no puedo confirmar es dónde se situó con exactitud, pero sí que estaba en Paseo (de aquellas Paz Novoa) muy próximo al Pinacho. 

Continuará...

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