ARTE ET ALIA

El mundo de Barreiro a través del mar de Ons

Catálogos y cuadernos.
photo_camera Catálogos y cuadernos.

Vive en a Cela, parroquia de Santa María, desde hace años, José María Barreiro Gómez. Aquí está su atelier, su casa, su mundo. Desde lss ventanas, a lo lejos de la lengua de tierra que le separa de la ría de Pontevedra, está su mar, que cierran las Ons, islas que conforman una de las siete parroquias del concello marítimo pontevedrés de Bueu, en la península del Morrazo. Todo ello es determinante en su pintura. Vio la primera luz en Forcarei (n.1940), en el montuoso y duro interior provincial, que apenas pinta. Desde niño apenas la visita en los veranos, pues su familia se instaló en Pontevedra. Aquí dio muestras de precocidad dibujística, comenzando a exponer de adolescente, con premios enseguida en Vigo y Pontevedra. Luego trabajó en París, como decorador para las Galerías Lafayette. Visita exposiciones y museos, encuentra la pintura de Raoult Dufy (+1953), pues ambos gustan de expresar la alegría con marinas coloristas y composiciones con músicos, un arte amable y luminoso del que nunca abjurará. También como él, pintó murales. 

El autodidacta artista trae a la sala baja del Centro Cultural Ourense con el paraguas simbólico del color y la luz, pinturas y esculturas. Son obras que nos muestran su estela creativa, obras que le acompañan en su casa. Con ellas, varias vitrinas con dibujos, libros y catálogos de su trayectoria escrita. Entre aquellos, incluye explícitos cuadernos eróticos, hedonista secreto a voces, como también el de sus postales pintadas a mano. Es todo ello el poso de una vida, vivida desde la relación y la amistad. Así la que tuvo con Xosé Otero Abeledo “Laxeiro”, tan decisiva, pues desde su apoyo viaja a Buenos Aires, Argentina, para exponer, quedándose varios años, con lo que enriquece su paleta mientras trabaja para las Galerías Harrod’s. Además de aquí, expondrá sus trabajos en diversos países de América del Sur. Ha ido creando así su propio estilo narrativo desde el diseño, con base en el dibujo y la pintura, abriéndose a la escultura, grabado y cerámica. En las pausas, toca el acordeón, guitarra o piano, rodeado de sus animales, que suele incluir en sus obras. Todo ello en el ordenado totum revolutum de su pintura, abigarrados conjuntos yuxtapuestos con bodegones en primer término. Ama a Velázquez, como ya antes Édouard Manet, el gran pintor francés de los tiempos del Segundo Imperio napoleónico, y así lo vemos en la sala baja ourensana en que expone. El secular recurso de introducir un cuadro dentro del cuadro, lo utiliza con profusión y maestría, siendo a veces peculiar pues tanto puede ser una ventana al mar, una plaza o una orquesta, como la del Joy Eslava, discoteca madrileña abierta tras la desaparición del Teatro en 1981. Tras regresar de su aventura bonaerense en 1965 se instala en Vigo, acogiendo en ella al artista coruñés Urbano Lugrís, vive las tertulias del Eligio y del Goya, expone en Durán/Madrid, para repetir cada dos años, por Portugal en 1997 o el Mº de Pontevedra en 2015. Ahora está aquí, en una muestra de altura. Disfrutémosla.

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