La historia de la modernización hospitalaria de Ourense está plagada de previsiones incumplidas y agravios. Y que nadie le eche la culpa a la crisis. No había ni atisbo de recesión cuando la Administración Fraga activó el plan director del Complexo Hospitalario. Durante el mandato del bipartito se ejecutaron las últimas obras y a partir de ahí, con el Gobierno de Feijóo, llegaron cuatro años de parálisis absoluta y un reguero de promesas grandilocuentes, bautizadas como Hospital 2050, que hoy se dan de bruces con la cruda realidad: ni se ha movido un ladrillo ni hay empresas interesadas en participar en la fórmula ideada por la Xunta para reactivar el proyecto. En paralelo, ciudades como Lugo o A Coruña han ido modernizando sus instalaciones hospitalarias. Esta es la historia. Y lo demás son cuentos.
