Burlesca imagen: miles de metros cuadrados de suelo empresarial vacíos, en Valdeorras, una potencia industrial ourensana. Vacíos, no: un grupo de amigos han decidido sacar rendimiento al despropósito improvisando un campo de golf para matar el gusanillo. En eso se ha convertido el parque empresarial de Valdeorras. Es un drama pero también una parodia. Es la demostración, una más, del fracaso de las estrategias de desarrollo empresarial desplegadas durante años por las sucesivas administraciones autonómicas. La estrategia, en realidad, se ha limitado a gastar, sin más previsión, ingentes cantidades de dinero en áreas industriales a precios inalcanzables para los emprendedores, mientras tierras limítrofes como el Bierzo o Chaves han dispuesto suelo más competitivo y con incentivos añadidos. Lo dicho: la política industrial de la Xunta en clave de parodia. Es lo que hay.
