Opinión

Política, negocio redondo

Al presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, le parece de lo más normal que en la cafetería del Congreso de los Diputados, sus señorías paguen 80 céntimos por un café y 3,50 euros por un gin tonic. Son precios low cost subvencionados con dinero público para políticos retribuidos con una media de 60.000 euros al año. Redondeando. Posada, que entre sueldo base, pluses, gastos de representación y otras verbenas, se embolsa anualmente más de 120.000 euros, no entiende a qué viene ahora esta controversia. Este es el sistema que siempre ha operado en el Congreso y, a su juicio, 'siempre ha funcionado bien'. Eso piensa él. Los españoles en general, y no digamos los parados que desde hace tiempo no ven un euro ni en pintura, piensan que si estamos como estamos es porque, efectivamente, todo ha funcionado siempre así: siempre fatal. Posada es la expresión más palpable de que estamos en manos de políticos incapaces de entender nada que no sea hacer de la política un negocio redondo para sí mismos y una auténtica ruina para todos los demás.

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