Ayer fue día de medallas Castelao y de premios del deporte gallego. Felicidades a los elegidos. Sin duda, se lo han ganado. Gratitud también para aquellos otros que, mereciéndolo, jamás han recibido reconocimiento público. Todo premio es un acto de justicia para quien se lo cuelga del pecho y de injusticia para quien lo hubiese merecido. Los entregados ayer tienen un fondo doblemente contradictorio: los concede una Administración pública a personas y entidades destacados por su labor en el deporte, la cultura, la empresa, los servicios sociales... Curiosamente sectores castigados por los tijeretazos de quienes reparten galardones para posar con los galardonados. Las mejores galas y las auténticas fiestas son las que nacen de la sociedad civil y protagoniza la ciudadanía. Y en ellas, hoy, no hay cabida ni premio para ningún político. No se lo han ganado.
