No andamos sobrados de empresas dispuestas a invertir en Ourense. Salta a la vista. Pero no vale todo. Lo que sí sobran son ejemplos de explotaciones que obtienen pingües beneficios de los recursos naturales de esta provincia sin corresponder en justa proporción al enriquecimiento de las economías locales. Un vistazo aéreo es revelador de cómo las grandes empresas hidroeléctricas han modificado nuestro paisaje natural, de cómo han entrado a saco en nuestros ríos, maleándolos a su antojo. Sin más. Somos el motor de una industria eléctrica, que se fuga a bolsillos ajenos. Ahora, sobre el mapa provincial se están moviendo empresas que sondean la posibilidad de abrir 77 explotaciones mineras. No sería lógico descartarlas sin evaluar sus potenciales beneficios. Pero sería suicida bendecirlas sin evaluar con detalle los pros y los contras. Las habrá viables y ventajosas y a estas, Ourense tiene la obligación de venderles caro el aprovechamiento de sus recursos. Si generan riqueza, que se quede aquí. Al menos la mayor parte.
