Opinión

Ajedrez político en la cumbre OTAN

El presidente Biden, en rueda de prensa en la cumbre de Madrid. (JUAN CARLOS HIDALGO)
photo_camera El presidente Biden, en rueda de prensa en la cumbre de Madrid. (JUAN CARLOS HIDALGO)

Un principio básico del pensamiento lógico afirma que cuando la realidad se ve perturbada por nuevos hechos, hay que tomar nuevas decisiones. Es lo que acaba de ocurrir en la cumbre de la OTAN, que del pasado miércoles al jueves, se celebró en Madrid. La invasión de Ucrania por el ejercito de Rusia lo cambió todo. Desde los discursos hasta las decisiones. La cumbre de la OTAN en Madrid le rompió la columna vertebral a la estrategia de las reuniones anteriores en las que Rusia era considerada como un aliado estratégico y ahora es un enemigo temible y peligroso. El presidente Putin era invitado y adulado en las anteriores cumbres y ahora es considerado como el estandarte de la violencia y de la guerra. El primer efecto de la guerra de Ucrania fue el vigoroso reforzamiento de la OTAN y de la cohesión de la Unión Europea. Hace cuatro años, en 2018, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con su discurso de “América Firts” y el recorte del presupuesto para la Alianza Atlántica puso a la OTAN en serias dificultades, amenazando su misma existencia. Al año siguiente, en 2019, el presidente francés, Emmanuel Macron consideraba que la Alianza Atlántica estaba en “muerte cerebral”. Paralizada.

El año pasado con la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden en sustitución de Trump, las aguas volvieron a su viejo cauce, se produjo de nuevo la convergencia de políticas e intereses de Estados Unidos con Europa, lo que supuso una bocanada de oxígeno para la revitalización de la OTAN. La reunión que acaba de celebrarse en Madrid con el escenario de fondo de la guerra de Rusia contra Ucrania en el corazón de Europa ha hecho saltar todas las alarmas y temores. El secretario general de la OTAN, el danés Jens Stoltenberg, a la vista del nuevo paisaje político y bélico dijo en la inauguración de la cumbre: “Entramos en una nueva era de competición estratégica y la Alianza debe mantenerse unida para afrontar los nuevos desafíos”.

La guerra de Ucrania produjo muchos movimientos novedosos e inesperados. Países históricamente alineados con el neutralismo activo como son Finlandia y Suecia, fronterizos con Rusia, pidieron la entrada apresurada en la OTAN para que les protegiera de la venenosa sombra de Putin. Alemania, que era refractaria al rearme después de lo ocurrido en la Segunda Guerra mundial, ha dado un giro de 180 grados multiplicando su presupuesto de defensa para lo que considera un necesario rearme.

El debate entre los 30 miembros de la Alianza se ha centrado en la definición del nuevo concepto estratégico. Se trataba de encontrar las nociones clave en las que todos coincidieran. No era tarea fácil.

Cuando Finlandia y Suecia anunciaron su voluntad de integración en la Alianza, el presidente turco Erdogan anunció un posible veto a la entrada de los dos países nórdicos con el pretexto de que daban acogida a peligrosos terroristas kurdos. Fueron necesarios varios días de negociaciones para que Turquía levantara su veto. Al final todo se resolvió favorablemente y, el próximo martes, los dos países firmarán en Bruselas su incorporación. En la definición de la nueva estrategia, Rusia se percibe y define como amenaza, en cambio a China se la ve como desafío por sus apuestas hegemónicas en el Pacífico, de ahí que la Organización estreche lazos con países como Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Australia.

Las grandes líneas que unieron a los aliados en la cumbre de Madrid fueron: en primer lugar, dar un apoyo explícito a Ucrania para repeler la invasión rusa. La sombra de la guerra de Ucrania planeó y condicionó todas las intervenciones y planteamientos de la cumbre que arrancó con una intervención por videoconferencia del presidente Zelenski en la que preguntaba con una enorme carga de dramatismo: ¿Cuál de sus países será el primero que invada Rusia, después de Ucrania? La pregunta quedó en el aire. Los mandatarios acordaron facilitar al ejército ucranio un armamento moderno de tipo OTAN para sustituir a las armas pesadas heredadas de la antigua Unión Soviética. También facilitarán sistemas de comunicaciones eficaces y armas antidrones.

La cruel guerra que se está convirtiendo en carnicería contra amplios sectores de la población civil ha limado las posibles divergencias entre los aliados en relación con la amenaza rusa que es presentada como la mayor y más concreta agresión contra la seguridad y contra los valores trasatlánticos y contra el orden internacional. Jens Stoltenberg sobre este punto, dijo: “Nosotros considerábamos a Rusia como un país con el que podíamos colaborar, pero Putin ha elegido la confrontación, lo lamentamos, pero debemos afrontar la nueva realidad”.

A la vista del comunicado final, podemos calificar la cumbre celebrada en Madrid como la más importante desde que se fundó la Alianza porque ha trazado las coordenadas de una nueva estrategia de defensa y disuasión para los próximos diez años. La decisión más espectacular, en un paisaje de apocalipsis global, ha sido elevar a 300 mil los efectivos de las fuerzas de reacción (NRF) en las fronteras del Este que limitan con Rusia. Hasta ahora, la cifra era de 40.000 efectivos. Esta fuerza, dotada de tecnologías punta, reagrupará elementos terrestres, aéreos y marítimos, contará también con dotaciones especiales con capacidad de despliegue inmediato. También se ha tenido en cuenta la protección del flanco Sur, algo que pedía insistentemente España. Las amenazas que vienen del sur pueden concretarse en la llegada de una emigración tumultuosa y desordenada que huye de la situación de guerra y pobreza que domina el corazón de África, concretamente en los países del Sahel. El yihadismo terrorista puede penetrar por la misma frontera.

La cumbre de Madrid sirvió también para la reconciliación y encuentro cordial de Estados Unidos con Europa y más en concreto de España con los Estados Unidos. Entre el presidente Sánchez y el presidente Biden hubo un gran despliegue de gestos amistosos. “España es un aliado indispensable”, dijo Biden, “Puede contar con España como sólido aliado”, respondió el presidente español. Estados Unidos reforzará el despliegue militar en la base conjunta de Rota con dos destructores más. Esta ampliación debe aprobarse por el Congreso donde los socialistas tendrán que apoyarse en el PP para sacarla adelante, dado que sus socios de gobierno se han manifestado en contra. Sánchez también se comprometió a aumentar los gastos de defensa hasta el 2% de una forma escalonada en el 2.029. Sus socios de gobierno han manifestado su rechazo. Claro que sería más estético sembrar campos de tulipanes que comprar tanques, pero el rearme para galvanizar la seguridad, lo imponen las circunstancias del mundo apocalíptico que nos rodea. La paz es base esencial para la prosperidad.

Te puede interesar