Una mayoría absoluta en unas elecciones se antoja tarea imposible incluso para el Partido Popular gallego de Núñez Feijóo. La fragmentación del voto y la incertidumbre del momento, con la covid-19 como telón de fondo electoral, contribuyen a esta percepción. Sería Galicia una excepción digna de estudio académico si aquí se mantienen las mayorías absolutas de hace más de diez años. Además, teniendo en cuenta los datos de las últimas contiendas electorales, que ponen así de manifiesto la decantación del electorado por una mayoria distinta a la que gobierna la Xunta, se podría pensar , razonablemente, con el cambio en el 12 J.
El Partido Popular de Galicia necesita 38 escaños para mantenerse en el poder gallego, los mismos escaños que se exigen para constituir una alternativa en la izquierda con la que poder acceder al Pazo de Raxoi. Gonzalo Caballero podría presidir el tercer gobierno progresista de Galicia en cuarenta años de autonomía política y de elecciones al Parlamento de Galicia.
Los socialistas gallegos se impulsan desde la experiencia mayoritaria del partido en las cinco anteriores elecciones (dos generales, europeas, municipales y autonómicas en el resto de España). Pedro Sánchez ha apostado por lograr la vuelta del PSOE al Ejecutivo autonómico, que solo puede ser posible con la compañía de nacionalistas y de los mismos socios de la coalición gobernante en Madrid.
Los números en principio salían antes de la crisis de la pandemia, y ahora veremos si la gestión en ella de Feijóo es suficiente para mantener una mayoría absoluta singular e irrepetible en cualquier otra parte del Estado español.
