Opinión

YO VI A LOS REYES MAGOS

Desde siempre los Reyes Magos venían de Oriente en sus camellos, aunque ahora algunos dicen que vinieron desde Occidente en caballos andaluces y que no eran tres sino un montón, ¡ya hay que estar despistados! Lo que sí está clarísimo, porque así queda probado el 6 de enero de cada año, es que existen. En el Evangelio de Lucas se dice que 'entraron en la casa' de María y José y ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra. Desde entonces, los Reyes, año tras año, han maravillado a todos los niños; primero, entrando en todas y cada una de las casas de los que creen en ellos (condición indispensable), y segundo, dejando preciosos regalos. Estoy seguro de que a María y a José les hizo tanta ilusión como a los padres de hoy en día que unos Magos entrasen en su casa.


Los tres Reyes: Melchor (blanco), Gaspar (amarillo) y Baltasar (negro), que así se llaman de toda la vida, representan la ilusión y la alegría para todos los niños y sus padres, pero los únicos que tuvieron el privilegio de ver a los Magos ofreciendo sus regalos a su Hijo fueron José y María; desde entonces, que se sepa, ningún otro padre o madre los ha visto aunque, curiosamente, sí los han visto los niños. Todos hemos oído alguna vez a un niño decir que la noche de Reyes había visto a Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres juntos o por separado, y no solo lo dicen, sino que además insisten en que es verdad que los vieron y describen, con pelos y señales, el ruido que oyeron, por donde entraron, el lugar de la casa en que los vieron, lo que hicieron, donde dejaron los regalos y por donde salieron, y lo hacen con tal entusiasmo que no cabe duda alguna de que es verdad. Y además, cuando en un corro lo cuenta uno, los demás se suman inmediatamente al relato para reafirmarlo y aumentarlo hasta el cielo. Estoy convencido de que, hoy como ayer, los niños ven a los Reyes, porque yo también los vi cuando era niño? ¡vaya que si los vi!? incluso el bonachón de Melchor me sonrió? y, es curioso, lo que cuentan los niños de ahora coincide con lo que yo veía, lo que demuestra que su forma de entrar es la tradicional (por un hueco, una ventana o una chimenea); el ruido es parecido (apenas un murmullo, como si dijeran: '¿están dormidos?', 'no hagas ruido... mira que eres manazas', 'a ver si se van a despertar los niños', 'este regalo es para este y aquel para el otro'); el lugar en el que dejan los regalos es siempre el mismo (la mejor habitación de la casa), y, es sorprendente, también ahora igual que antes se toman algún tentempié para reponer fuerzas y seguir con su arduo y maravilloso trabajo, y la verdad es que hacen bien porque los Reyes se lo merecen todo: ¡cuántos desvelos pasan estos Magos maravillosos para que los niños vivan por la mañana la alegría y la ilusión de una noche mágica!


Y uno se pregunta, ¿por qué solo los niños ven a los Reyes Magos? Es difícil la respuesta, tal vez en esto intervenga algo de magia, ilusión desbordada, alegría y nerviosismo. Los científicos ya han dicho que no tienen explicación y no creen que la encuentren, como mínimo, antes del próximo milenio. La respuesta podría estar en lo que le oí decir una vez a un gran escritor: de niño se vive y de mayor se sobrevive; lo que, más o menos, quiere decir que el verlos depende de los ojos con que se mire. En cualquier caso, lo que está claro es que la ilusión de los niños mueve montañas y que la alegría y la ilusión ayudan muchísimo a vivir y a sobrevivir. Que los Reyes Magos les regalen felicidad.

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