Opinión

Si Rajoy...

Hay gestos, entre gallardos y llenos de bizarría, que son considerados casi como patrimonio cultural. Son hechos que mucho animan los corazones de esos que, en estas semanas, se autodefinen como "buenos españoles" y lo hacen con una machaconería tal que pudiera hacer suponer que, en el computo final, en el computo de esos buenos españoles, quedasen excluidos todos los que no disfruten como ellos. Hay gestos, como el de esa exagerada lordosis, tan propia de los toreros cuando están en medio de la plaza, que merecen un comentario. Suceden en esos momentos en los que el diestro, arqueando el cuerpo, echando el trasero exageradamente hacia arriba y hacia atrás, levantan el brazo, montera en mano, y brindan la muerte de la fiera a la enfervorizada concurrencia; luego, tiran la montera, la gente dice ¡oooooh! si cae debidamente y ellos, brazo en alto, con el canto de su mano hacia el cielo, giran sobre si mismos describiendo un circulo que abarca el ruedo entero… y se disponen a matar.

Ese gesto, ese brindis, es más o menos así si lo realizan los toreros. Sin embargo, cuando un gallego levanta el brazo doblándolo en ángulo obtuso, la palma de su mamo casi en vertical pero no tanto que no pueda contemplársela mirándola de reojo, ese gesto, incluso ese brindis, puede significar otra cosa bien distinta. O eso fue lo que pensé yo cuando Mariano Rajoy, el de la salida más digna de la presidencia del gobierno de España que vio nuestra democracia, miró al tendido en el que se agolpaban los miembros de su grupo parlamentario, los miembros de su partido, sonrió y pareció decir: "Ahí os quedáis", o mejor aún: "Ahí os queda eso". Luego pensó: "Os lo ganasteis". Después se fue a tomar unas copas con los suyos y ya no regresó.

No digo que haya sido así, afirmó que así me lo pareció a mí; ignoro si con razón. Pero yo juraría que así fue. Si Rajoy hubiera querido continuar, si no estuviera ya hasta las narices de los suyos, hubiera atendido a la oferta del hoy presidente del gobierno cuando este le dijo que, si dimitía y convocaba elecciones, en ese mismo momento, el retiraba la moción de censura. Si Rajoy llega a hacerlo, hoy el panorama hubiese sido otro. Pero Mariano Rajoy se fue del hemiciclo, rodeado de algunos de los suyos. Si así fue, si sucedió así como yo me lo imagino, me explico las dentelladas de Casado (El PP de Rajoy está muerto) la sonrisa de la hiena que se carcajea desde lejos y organiza el festival que, a los gallegos que efectivamente somos algo raros, se nos antoja una desfeita y fracturó a la derecha del modo en el que la derecha está ahora estructurada. ¿O desestructurada? 

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