Opinión

Subir los impuestos, la única salida

No me escandalizan nada las presuntas medidas del Gobierno para equilibrar las cuentas públicas. Ya sé -y estoy de acuerdo- con muchas de las críticas que se hacen desde todos lados a la semi anunciada subida de impuestos: ahora vamos a pagar los errores anteriores;,cierto. Las medidas deberían de haberse tomado antes,cierto. Subir el IVA es lo menos ‘social’,cierto. Han improvisado tanto y han hecho tanto populismo, que ahora nos toca a todos perder poder,cierto. Todo eso se lo reprochamos muchos durante mucho tiempo y lo seguiremos haciendo cada vez que pensemos que el Gobierno lo hace mal, se equivoca o no rectifica. Entonces ¿por qué no me escandalizan las medidas que al parecer se van a tomar? Pues sencillamente: porque no hay más salidas. Como la máquina del tiempo no está inventada aún y no podemos retroceder al comienzo real de la crisis, lo urgente es enfrentarse a una realidad que es la nuestra y que nos pone a la cola de Europa a la hora de salir de la recuperación. Un déficit que llega ya al 10%, hay que atajarlo como sea y los que critican las medidas intuidas aunque no anunciadas, se empeñan en cargar las tintas sobre los indudables errores del pasado pero no ofrecen otras soluciones que la de recortar el gasto público. Y con eso no llegamos. Si el Gobierno hace lo que parece que va a hacer -no entiendo el exceso de secretismo y los globos sonda- es evidente que se expone a la crítica de todos, pero al menos toma un decisión que, por una vez, si puede ser útil. Incluso se queda corto.


Desde aquí siempre se ha mantenido que, si se subían los impuestos, sólo la subida del IVA genera un volumen de ingresos considerable aunque no resulta del todo ‘progresista’. Habrá que esperar hasta saber cuánto se sube, en qué artículos y si de alguna forma se puede armonizar ciertas bajadas para los de primera necesidad con otras subidas. Lo de los carburantes, también estaba cantado aunque los 15 céntimos que se han barajado en los rumores parecen excesivos sobre todo si el crudo subiera en origen.


No tocar el impuesto sobre las rentas del trabajo y las empresas parece lógico porque apenas se recaudaría y ahí sí que los paganos iban a ser las clases medias. En el tema de las plusvalías, tal vez debería tenerse muy en cuenta las cantidades y afinar los tramos para diferenciar la inversión como ahorro y la directamente especulativa.


En cuanto al gasto público, no es fácil entender el de Industria, que no creo yo que tenga mucho gasto, y da un cierto miedo el de Fomento que es el realmente crea empleo. Y llegado este punto, insistir una vez más en la necesidad ya perentoria de terminar con esa frivolidad que fue el Ministerio de Igualdad y en otros dos o tres que carecen de sentido en la España de hoy. Plantearse al menos una cierta cuasi-congelación de los sueldos -desde luego no demasiado grandes pero seguros- del funcionariado, tampoco estaría de más, como también parecería acertado comprometerse seriamente a no aumentar la plantilla de trabajadores públicos, a todas luces excesiva y mal repartida. Una dedicación especialísima de la Inspección de Hacienda a las bolsas de fraude multimillonarias y el seguimiento a pie de obra de cada euro trasferido a las comunidades, completarían un panorama cuya culminación sería el compromiso real, medible y hasta sancionable, de la banca y cajas para que el crédito vuelva a ser efectivo para pequeñas y medianas empresas y particulares.



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