Opinión

Mirando hacia otro lado

Dicen que cuando un deseo se transforma en imposición los problemas comienzan a asomar por la puerta de tu casa. En el caso del GP de Baréin es cierto. Aunque el gran circo se empeñe en mirar hacia otro lado, en el pequeño emirato situado en el golfo pérsico tienen un enorme problema, sus habitantes no quieren la carrera y por mucho que se oculte la realidad está clara, la Fórmula 1 no puede estar presente en un país en el que no la quieran, por muchos petrodólares o planos cerrados que la realización televisiva haga para no mostrar el desierto que había en las gradas de Sakhir, ese enorme monumento egocéntrico plagado de pintadas en los exteriores de sus muros.

Tampoco resulta mucho más lógica la guerra abierta por los neumáticos. Es muy curioso que cuando el viento sopla en contra para algunos equipos el resto se vean obligados a cambiar las velas de dirección para ir a su ritmo. Si a principio de temporada se marcaron unos compuestos estos deberían ser inamovibles, pero bueno unos tienen alas y otros solamente pueden correr con un caballo levantado de patas.

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