Ser campeón no es solamente ganar carreras, es saber reponerse de los sinsabores que te da tu trabajo y mejorar con cada tropiezo. Una vez más, Alonso ha vuelto a demostrar por qué pasará a la historia como uno de los mejores pilotos de la Fórmula 1.
Tras un gran premio de Spa en el que se quedó inédito por el ímpetu de Grosjean, la clasificación del Gran Premio de Monza no fue mejor. Un error mecánico privó al asturiano de una buena plaza en parrilla y los medios italianos sacaron, como no, sus mejores armas para atacar al equipo del cavallino rampante, las costumbres mandan.
Lo que no contaban o tal vez no querían ver, es el talento del bicampeón mundial y la ligera fortuna que se le privó en Bélgica. Su magistral comienzo de carrera, unido al excelente trabajo de sus mecánicos en las paradas en boxes, hicieron que Alonso lograse el tercer escalón del podio finalizando más líder del mundial tras los abandonos de Webber,Vettel y Button.
Sólo la gran carrera de Sergio Pérez, con un ritmo imparable, impidió que Ferrari completase una carrera de sobresaliente en la que Massa, con su gran trabajo en casa probablemente haya logrado un año más de contrato en la escudería italiana.
