Opinión

Lo particular y lo general

Más allá de las interpretaciones sectarias, hemos de reconocer la afectación general de los tres decretos leyes que este miércoles han de convalidarse (o no) en el Congreso. En realidad, en el Palacio del Senado, porque el de la carrera de San Jerónimo está en obras).

Hablamos de las medidas anticrisis destinadas a proteger a las capas más vulnerables y de la modernización de los servicios públicos en línea con las exigencias de Bruselas para poder acceder a los fondos “next generation”. Sin embargo, la tormenta política que se avecina en el caso de que los decretos no salgan adelante nos remite a un conflicto de intereses generales frente a intereses particulares. En este caso, los intereses del partido de Junts (siete escaños decisivos en la votación del 10 de enero), focalizados en la reclamada amnistía para los responsables del independentismo catalán implicados en dos intentos de golpe contra el orden constitucional (el de 2014 y el de 2017).

Véase como, por una travesura de la matemática parlamentaria, lo que le interesa particularmente a Junts y al propio Puigdemont, que es el más interesado, condiciona, subestima e incluso puede impedir la aplicación de medidas justas y necesarias para el conjunto de los españoles. Dicho de otro modo: si un eventual voto en contra de los siete diputados de Junts frena esas medidas no sería porque les parecen acertadas o desacertadas, sino porque una de las contempladas en ese volquete legislativo (efectos paralizantes de una “cuestión judicial” ante la UE) pone en riesgo el libre retorno a España de un fugado de la Justicia (Puigdemont) mientras que otras atacan el autogobierno catalán.

Se dirá con razón que, puesto que estamos ante una tensión entre intereses particulares y generales, el principal partido de la oposición debería echar una mano para dar salida a los decretos y así derrotar las sectarias y partidistas pretensiones del independentismo en general y de Junts en particular. Es el otro ángulo del culebrón que se avecina.

Ya sabemos que en relación con la amnistía el PP presentará una enmienda de totalidad con texto alternativo, que será rechazada. Y en cuanto a los decretos se abstendría en el de las medidas anticrisis, con tres condiciones: rebajar el IRPF a las rentas más bajas, rebajar el Iva del pescado y la carne y mantener el Iva de la electricidad y el gas en el 5%.

Las espadas están en alto. Junts mantiene su “no”. El PP dice que no tiene la menor intención de bloquear a Sánchez. Y los de Sánchez dicen que todavía hay margen para convencer a Junts. He aquí lo que el exdirector de El País, Juan Luis Cebrián, denomina “putiferio”, que no significa lo que parece sino que alude a las situaciones de, desmadre, desbarajuste, barullo. O “desbocaire”, que era el término utilizado por Alejo Carpentier en su maravilloso “Siglo de las luces”.

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