Todo esto, por muy impactante y grave que parezca y que sea, será secundario cuando llegue el día de la urna. Bárcenas, ERE, Blancos, Pujoles, Ponferradas y los no sé cuantos más de la ristra de ajos, más que todos los de Las Pedroñeras, de que habremos tenido noticia y escándalo, pasarán a un segundo plano cuando la hora de decidir llegue. Ni siquiera esa manifestación continua y agitada que ha vivido la calle tendrá una importancia relevante.
Para mí tengo, y ellos lo saben, los de la oposición y los del Gobierno, que allá por el año 2014, primera convocatoria en Municipales, es cuando se echarán las cuentas que se acabarán de cerrar en el 2015 cuando tocan las Generales. Y va a ser mucho más sencilla la cosa de lo que parece al menos en lo que a la cuestión primordial se refiere. Quien dictará sentencia será la economía. Pero ojo, que tampoco será ni la prima ni la deuda ni el déficit ni el Ibex ni cualquier de esos 'palabros' que se han hecho ya de casa y tasca. No. La economía que emitirá veredicto no es la de los capitales lejanos sino la de los bolsillos y carnes propias. El empleo, vamos.
La absolución o la condena para Rajoy y el PP van a tener directa relación con el hecho y la percepción de si han logrado o no enderezar la situación, si nos han sacado del hoyo terrible en que nos vimos al final de ZP, o seguimos por el fondo y excavando y esto se traduce en algo tan esencial, simple y elemental como que vuelve a haber trabajo y disminuye el paro. Lo demás son voces y voceros.
