Decir lo que es justo, no es tarea fácil. No lo es para quienes nos dedicamos profesionalmente a ello, y tenemos el apoyo de los conocimientos que dan la práctica y los estudios. Un veredicto de culpabilidad con la imposición de una pena que supera los diez años de prisión no constituye una tarea ni agradable ni sencilla. Eso piensa la mayoría de las personas que son llamadas a formar parte de los jurados populares que constituimos en la Administración de Justicia.
La primera reacción siempre es un no; la segunda, quizás, buscar una causa que permita excluirme como jurado. La Constitución lo ha establecido como un deber legal, una forma de que la justicia corresponda a los propios ciudadanos, permitiendo que en determinados casos sean ellos quienes determinen la verdad de cómo sucedieron los hechos.
Quien interviene como jurado no fija la pena que se impone al condenado, eso le corresponde al juez profesional. El jurado establece la narración de los hechos probados, qué fue lo que paso, cómo sucedieron los hechos. Examina las pruebas que se practican en el juicio, las declaraciones del acusado, de la víctima, los testigos, las periciales de los cuerpos policiales, y después, como hacemos cada día los jueces profesionales, determina la forma en que sucedieron los hechos.
Desde luego no es tarea fácil, porque siempre hay dos versiones, dos formas de ver lo acontecido y al jurado se le pide decidir, inclinarse por una de ellas. No es una decisión que se pueda tomar carente de fundamento, la ley exige que se explique por qué se adopta esa decisión, que se valoren las pruebas. No es una decisión tomada a la ligera, es una decisión pensada, motivada, una decisión que condena o absuelve.
Cuando realizaba las practicas como juez, en un juzgado de Barcelona, y asistí a mi primera sesión de juicios penales, me preguntó el juez si condenaba o absolvía. En una mañana, todas me parecieron condena, y no lo eran. Al juez profesional le impone la ley dirigir al jurado, formulando las preguntas que deben responder para evitar que situaciones como esta puedan producirse. Y de verdad, pueden creerme, se evitan.
