Opinión

GANÓ LA TELEVISIÓN

Ganó la selección, de acuerdo. Pero quien realmente ganó fue el medio televisivo. Ganó la liturgia. Ganó el acontecimiento social. Ganó el fenómeno mediático. Y de un modo muy especial, esa ventana a través de la cual todos nos asomamos, consumando un rito antropológico.


Dictan los audímetros que el partido contra Alemania lo vieron catorce millones de espectadores. No creo que en eventos como éste los audímetros sean demasiado fiables. Para medir la cuota de pantalla, puede que sí. Para indicarnos que 77 de cada 100 televidentes que estaban sentados frente al aparato el miércoles por la noche seguían la semifinal sí son datos fiables. Ahora bien, para extrapolar que ese 77% se traduce en catorce millones de ciudadanos, y no en quince, en diecisiete o en veinte, no creo que esté tan capacitada la medición. Una medición que no dice nada sobre pantallas gigantes, bares y centros de reunión. Por encima de estos matices, queda muy claro que gana la televisión. Porque sin salirnos de la jornada del 7 de julio, ese especial que se ha dado en llamar ?Viva San Fermín? congregó un 54% de share. Es decir, que más de uno de cada dos espectadores estaban en La Primera, siguiendolo.


Que en una sola jornada se lograsen sendas cuotas de pantalla del 54% y el 77% obedece al empuje de los eventos, pero por encima de éstos, que las cifras sean tan abultadas obedece a la propia fuerza del medio televisivo.

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