Opinión

Fue historia y fue leyenda

Lamentablemente hay momentos para la historia, la del mundo y la personal, que mientras se viven y se sienten no dejan percibir la intensidad de ese instante que es justo eso, pura y gran historia. Eso ocurrió en el campo de los Remedios, allá por 1999, cuando sobre el escenario un inmenso hombre, tocado por la magia, envuelto en la pasión y con una apuesta decidida sobre cómo quería contar sus historias, ofreció un concierto para mantener guardado en cualquier hueco de nuestro cuerpo.

Acarició a Lucille, la hizo ser a veces suave y delicada, otras desgarrada y dolida, algunas alegre y divertida, y otras llena de rabia, arrojo y coraje. B.B King trajo aquella noche de verano hasta la ciudad los ecos de su infancia, de su vida, los lamentos de los que fueron antes que él, los colores de Mississipi, de las plantaciones, y quedarán todas esas vidas, todas esas canciones, todas esas almas, para los que ahora le sobrevivan. Porque de eso trata el blues, de compartir, de transmitir, de hacer vivir y vibrar, y de sentir, y por eso él, B.B King fue coronado como el rey. Además, aquella noche, trajo otro gran regalo: la unión de su guitarra, rasgada y llena de blues, con el desgarro flamenco de Raimundo Amador. Hicieron historia, es leyenda.

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